Lo había dicho en público alguna vez Isak Andic. Él estaba formando a sus hijos para ser buenos accionistas, no gestores de una empresa. De ahí que les nombrara, a los tres, consejeros de la sociedad mediante la cual este empresario gestionaba el patrimonio familiar. De ahí probablemente también que Sarah Andic, la pequeña de los tres, haya empezado a estructurar su capital. Lo ha hecho constituyendo una empresa que ha llamado Kiwi Capital cuyo fin es aglutinar todas sus inversiones.

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