Yolanda Díaz advierte de que está «lejos del acuerdo» en cuanto a programa de Gobierno mientras Podemos cuestiona lo «creíble» de su órdago
Sumar confía en que la fase final de la negociación con el PSOE, el reparto de ministerios, no suponga grandes complicaciones para el acuerdo entre los socios de Gobierno. En las últimas horas el partido de Yolanda Díaz ha escenificado su desencuentro con los socialistas en cuanto a programa, advirtiendo de que no darían un «cheque en blanco». Un aviso que lanzaban al mismo tiempo en que defendían que habrá un nuevo Ejecutivo de coalición, trasladando que la distribución de carteras no será un escollo para el acuerdo final.
La advertencia de Sumar trata de situar el foco al ámbito programático, después de que este medio publicara la propuesta que han trasladado los de Yolanda Díaz al ala socialista sobre el reparto de carteras, por la que reclaman cuatro ministerios, entre ellas áreas como sanidad, vivienda o descarbonización, con Mónica García o Ada Colau como principales candidatas para ocuparlas. El partido asegura que todos sus esfuerzos se centran estos días en alcanzar un acuerdo sobre el contenido, y consideran que «la parte de organigrama no va a ser un problema«, según destacan en el partido. Dan así por hecho que el reparto de competencias no presentará grandes dificultades, pese a las resistencias que han mostrado los socialistas en varios puntos.
Los escollos
El principal escollo en la configuración del Gobierno es la negativa del PSOE a ceder a Sumar el Ministerio de Igualdad, un área especialmente sensible para la izquierda que hasta ahora había ocupado Irene Montero, que no repetirá en el Consejo de Ministros pese a la insistencia de Podemos. Retornar esta cartera al ala socialista es una de las ideas de Pedro Sánchez, que ya en campaña electoral apuntó a que la dirigente de Podemos había centrado su discurso en la «confrontación», llegando a asegurar que estas posiciones habían contribuido al auge de Vox. Retener esta cartera para Sumar supondría plantar todo un pulso al ala socialista, un extremo que no encaja con el pronóstico que hacen los de Díaz, que se muestran confiados en la sencillez del reparto de ministerios.
Menos dificultades en la cesión de los socialistas de la cartera de Sanidad, que tiene las competencias transferidas a las comunidades autónomas y es fuente de un alto desgaste. Una cartera para la que Díaz tiene sobre la mesa el nombre de Mónica García, líder de Más Madrid, que este lunes no descartó la posibilidad de ser ministra, limitándose a pedir «discreción«. «En Más Madrid siempre hemos hecho gala de la lealtad con otras fuerzas progresistas y de discreción, por tanto lo más importante ahora es que se forme un gobierno progresista que sea capaz de hacer avanzar nuestro país», defendió.
A diferencia de Sanidad, sí existen serios obstáculos en cuanto a vivienda, otra de las áreas que reclama el socio minoritario de coalición, por ser una materia especialmente sensible y con importantes consecuencias económicas. En materia verde, otro de los frentes en los que Sumar busca tener protagonismo, las competencias las tiene ahora Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, que se prevé mantenerse como una figura destacada del Gobierno.
«Lejos del acuerdo»
Las conversaciones entre equipos negociadores se reactivaron la semana pasada entre PSOE y Sumar, encabezadas por María Jesús Montero y Nacho Álvarez, después de semanas con las conversaciones congeladas. Unos contactos que son de momento insuficientes para el acuerdo, según defendió este mismo lunes la ministra de Trabajo en funciones. «Lamento comunicarles que a día de hoy estamos muy lejos del acuerdo», advirtió Yolanda Díaz desde el Congreso de los Diputados tras reunirse con el Rey.
La dirigente, que durante campaña electoral se situó como garantía para revalidar un Gobierno progresista, ponía ahora en duda sus votos, en un intento de marcar distancias con el ala socialista. Una advertencia que iba acompañada, al mismo tiempo, de su confianza total en que habrá entendimiento. «Ya saben que nunca me levanto de la mesa y sin ninguna duda vamos a concitar un Gobierno progresista, pero aún estamos lejos», señalaba la dirigente.
En Podemos tildaban la estrategia de poco «creíble». «Para lanzar una suerte de órdago hay que ser creíble», respondía el portavoz de la formación, Pablo Fernández este lunes a las advertencias de Sumar. Los morados consideran que Díaz se ha aproximado demasiado al discurso de los socialistas, una postura que ahora podría pasarles factura y que conlleva el riesgo de que el PSOE dé por hechos sus votos. En este sentido, consideran su partido tiene más fuerza a la hora de plantear este tipo de negociaciones que Yolanda Díaz, que siempre ha defendido su buena sintonía con el socio mayoritario de coalición.
El giro de Yolanda Díaz no sólo forma parte de una fase habitual de las negociaciones; también llega en medio de un debate sobre cuál deberá ser el papel de Sumar como socio minoritario de Gobierno, tras el primer aviso que recibieron en la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo, donde los socialistas no informaron a Díaz del cariz que tendría la sesión con la intervención de Óscar Puente, y terminaron por desdibujar a Sumar, que quedó relegado en el debate. También llega después de que Podemos e Izquierda Unida hayan alertado en los últimos días de la necesidad de remarcar la autonomía política de Sumar respecto al PSOE, para evitar acabar convertido en lo que Podemos definió como una «comparsa».