La incertidumbre era máxima en las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid, liderada por Isabel Díaz Ayuso, después de la experiencia del año pasado cuando, literalmente, el personal tuvo que “salir corriendo al supermercado”, según denuncian a ElPlural.com voces conocedoras del la situación. Y no solo esto, sino que es de sobra conocida la calidad de los alimentos que les dan a las personas residentes de estos lugares.
Si bien la situación se ha repetido en lugares como Grandes Residencias -una de éstas se localiza en Las Rozas y la otra en Carabanchel– donde, tal y como muestran imágenes a las que ha tenido acceso este periódico y que la cuenta 7291verdadyjusticia ha compartido en redes sociales los mayores apenas han comido una cantidad irrisoria de embutido y de dulces, en la mayoría del resto de sitios todo ha estado mucho más equilibrado. Eso sí, gracias a la presión de los profesionales.
Menú de navidades en la Gran Residencia de Carabanchel.
Lorena Morales, del PSOE de Madrid (PSOE-M) y una de las políticas que ya se ha ganado un nombre como bastión contra la gestión del PP en materia de residencias, explica a este periódico que las personas de los centros de gestión indirecta estaban “más contentas que otros años” precisamente por ese esfuerzo del cocineros y otro personal, así como debido a la presión de los familiares: “Las opiniones que llegan son muy dispares, pero desde luego ha sido el esfuerzo del personal de cocina el que ha favorecido que la cena sea digna, porque con la experiencia del año pasado contaban con que lo que podía llegar no era para nada apetecible y han sido previsores”.
La también portavoz socialista en la Comisión de Familia y Asuntos Sociales de la Asamblea de Madrid proyecta algunos ejemplos concretos como el de la residencia de Usera, donde las partes, expone, han hecho un trabajo formidable; o el de la residencia y centro de día Parque de los Frailes, donde lo que le llegan son ejemplos más generales. “Aquí me decían que los residentes no estaban muy convencidos, que estaban mejor o peor que con la empresa que estaba antes -esta residencia es de gestión indirecta-, que la ropa se sigue perdiendo, que la comida no es apetitosa, que no hay suficientes médicos y enfermeras (…). Asimismo, en el centro Santiago Rusiñol, donde la alimentación es competencia de Femar -empresa históricamente polémica con los centros de mayores madrileños- “la comida estuvo bien, pero la cena mal”.
Por lo tanto, Morales emite que hay quienes aseguran que “todo estuvo muy mal” y otras fuentes indican que no tanto: “Además de que las familias estuvieron muy encima, la empresa tampoco quiere problemas, porque las de algunos centros especialmente son muy batalladoras. Y hacen bien (…) El año pasado tuvieron que tirar mucha comida, ir corriendo al supermercado… Y este año muchas cosas las han comprado con los propios recursos de los centros”
Y la imagen se ha repetido en los centros de menores, donde la comida también compete a la misma compañía, que ha repetido en unos pliegos recientes. En cuanto al menú concreto de estas fiestas en estos lugares y en los de la tercera edad, la responsable socialista indica que las compañías “a veces se saltan las opciones del menú en primera instancia” para “ofrecer una cosita un poquito más digna” dado que “saben que si les pillan se les cae el pelo”: “A veces quieren que todo sea tan saludable (…) Y en navidades igual que nosotros no comemos filete de pollo y lechuga, los niños tampoco. No digo que les den guarrerías, ni mucho menos, pero esos días todos comemos un poquito más espléndido”.
«Comer un filete de ternera es cosa del pasado»
La misma versión ofrece Juan Calle, de UGT; la persona que, se podría decir, hace la función de Morales pero dentro del sindicato. En su caso, concreta que la problemática principal reside en “la falta de flexibilidad”, pues “los menús vienen muy rígidos y es muy difícil escapar de unos parámetros” a pesar de que “no es lo mismo dar de comer a un niño de cuatro años que a un adolescente”. En términos generales, y para ejemplificar la situación, “comer un filete de ternera es cosa del pasado”: “Lo que se busca es que los centros de menores se parezcan lo máximo posible a un hogar, y con estos proveedores la verdad es que es complicado”.
A modo de conclusión, celebra que en el caso concreto de Nochebuena y Navidad en términos generales “han intentado poner asados como plato principal -cordero o pollo para los más pequeños-, así como algún langostino y o canapés”. “Y en la mayoría de los casos se ha conseguido, pero presionando e insistiendo con tiempo y asegurándose de que iban a cumplir y lo iban a poner”, dictamina.
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