Este 2024, casi la mitad de la población mundial ha sido convocada a las urnas. Las Naciones Unidas lo definieron como una “prueba” para “la salud de las democracias”. A 29 de diciembre, lo podemos considerar el año de la desinformación. No tanto por la cantidad de bulos que han corrido en contextos electorales o de crisis ambientales —que también—, sino por la dimensión política y social que ha tomado el concepto

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