Miley Cyrus tenía 12 años cuando empezó ‘Hannah Montana’ (2006-2011), Hilary Duff protagonizó ‘Lizzie Mcguire’ (2001-2004) con 14, y Selena Gomez y Demi Lovato tenían 15 cuando estrenaron ‘Los magos de Waverly Place’ (2007-2012) y ‘Camp Rock’ (2008), respectivamente. Cuatro adolescentes que se convirtieron de un día para otro en estrellas mundialmente conocidas y representantes de toda una generación gracias a Disney Channel. Pero la fama a veces muestra su cara más oscura, y los desórdenes alimenticios, los problemas de salud mental, los escrutinios mediáticos y las dificultades de estar ante los focos desde una edad muy temprana no tardaron en llegar. Este 7 de enero, el canal temático infantil dejará de emitir en la televisión lineal en España tras 27 años como referente para el público juvenil y después de despegar la carrera de grandes estrellas, en ese momento, demasiado jóvenes e inocentes.
“Cuando eres adolescente, ¿puedes tomar decisiones informadas? ¿Eres consciente de cómo eso se trasladará a lo largo de tu vida?”, se pregunta la escritora y periodista estadounidense Ashley Spencer, que analiza una industria fructífera, pero a veces algo peligrosa, en su libro ‘Disney High: The Untold Story of the Rise and Fall of Disney Channel’s Tween Empire’ (‘Disney High: La historia no contada del ascenso y caída del imperio adolescente de Disney Channel’).
Diversidad con matices
En su momento, Disney Channel fue una cadena pionera en su apuesta por la diversidad. Uno de sus grandes éxitos fue ‘Raven’ (2003-2007), con la actriz Raven-Symoné como protagonista, que se convirtió en una de las primeras mujeres negras en tener su nombre en el título de una serie de comedia. Además, en la década del 2000, cuando las supermodelos y los desfiles de Victoria’s Secret marcaban los cánones de belleza, la joven actriz mostraba un cuerpo no normativo en la televisión infantil. “Fue revolucionario y positivo para muchas niñas que ella estuviera en la televisión. Hasta ese momento no había mujeres negras o de tallas grandes representadas en la pantalla”, destaca Spencer.
Pero era un arma de doble filo y, a su vez, la compañía también estaba preocupada por cómo los espectadores recibían a sus estrellas y lo que pensarían los niños y sus padres. “Con Raven había preocupación sobre si estaba demasiado desarrollada o si lucía demasiado madura. El peso era un gran problema y llegaron a editar imágenes para que pareciera más delgada”, explica la escritora. De hecho, la actriz llegó a hacerse dos reducciones de pecho y una liposucción antes de cumplir los 18 años. “Si bien ella fue revolucionaria, hubo un coste que vino con eso y con estar en el ojo público a una edad temprana”, añade.
Un fenómeno global
La presión de la fama estaba siempre presente. Aunque a finales de los 90 ya había series en Disney Channel, a partir de los 2000, con ‘Lizzie McGuire’ (protagonizada por Hilary Duff) y ‘Raven’, ser actor en Disney Channel se convirtió en garantía de fama. Pero todavía fue más allá con ‘High School Musical’ y ‘Hannah Montana’. “De repente, a estas estrellas adolescentes se las trataba como a Jennifer Aniston y Brad Pitt, se las seguía, se especulaba sobre sus relaciones y se comentaba sobre sus cuerpos”, asegura Spencer. Y Disney Channel se convirtió en un «fenómeno global» que traspasaba fronteras y generaciones. De hecho, el disco de ‘High School Musical’ fue el álbum más vendido de 2006, superando a artistas como Beyoncé y Taylor Swift.
¿Cómo se gestó esta revolución? Disney tenía una estructura perfectamente diseñada (aunque poco explotada) para promocionar talentos y proyectos, con su propia división musical, de cine, una estación de radio y un canal de televisión. Este esqueleto se empezó a desarrollar con ‘Lizzie McGuire’, que tuvo tanto éxito como serie que la productora decidió llevarla a los cines. Además, Hilary Duff quería ser cantante y también le produjeron un álbum. “Empezaron a aplicar este modelo y así es como aparecen Miley Cyrus, Selena Gomez y Demi Lovato. De repente, ya no eres solo una estrella joven de un canal infantil, también tienes un álbum superventas, puedes estar haciendo películas en el cine y tu nombre es conocido en todo el mundo”.
Contenido infantil aprobado
Todas estas artistas también tenían que estar “aprobadas por Disney” a nivel de contenido. “La cadena recibía reacciones negativas de los padres cuando emitían vídeos musicales de Britney Spears porque no se sentían cómodos con sus letras y era demasiado atrevida”, destaca Spencer. Con unos intérpretes sobre los que tenían el control total del proyecto, estos problemas desaparecían. “Así es como surgió Hannah Montana, una estrella del pop ficticia que era modelo Disney, segura para su audiencia y que no iba a forzar límites. Miley Cyrus sí que lo hizo después, pero Hannah Montana no, porque no existía”.
Cyrus pasó casi de un día para otro de ser una chica Disney a ser una mujer que exploraba su sexualidad, provocaba con las letras de sus canciones, aparecía con poca ropa en sus videoclips y promocionaba las drogas. “Es un verdadero desafío para la joven intérprete que pasa por eso. Está descubriendo su lugar en el mundo y se está haciendo adulta y, sin embargo, tiene esa presión, tanto de la industria, como también de los fans, que están acostumbrados a verla cuando era tan joven y se identifican con ella de esa manera”, explica la autora.
Protección a los menores
¿La compañía estadounidense protegía a todos esos niños? “No sé cómo se puede proteger completamente a un niño cuando se trata de una empresa comercial, que sus objetivos son ganar dinero. Hay muchas leyes para el trabajo infantil y para que las cosas sean seguras, pero, en última instancia, están allí para hacer un trabajo”, analiza la escritora. Para muchos de esos menores, el trabajo se volvía más importante que su propio bienestar. “¿Es saludable para los niños estar en ese entorno? Como sociedad hemos decidido que el trabajo infantil no es algo bueno, pero el entretenimiento es una de las pocas industrias en las que los menores de 14 años pueden tener un trabajo”.
Sin embargo, Disney daba mucha importancia a preservar la marca en un pedestal. “Despedían a gente todo el rato, aunque fuera una gran estrella o un directivo, si habían hecho algo que pudiera dañar la marca”, asegura Spencer. Esto pasó con Mitchell Musso, estrella de ‘Hannah Montana’, que fue detenido por conducir bajo los efectos del alcochol. Tras el suceso, Disney decidió que su personaje en la serie ‘Par de reyes’ fuera eliminado y se cancelara el programa ‘Prank Stars’. Un control sobre el prestigio de la marca que sin querer (y afortunadamente) ayudó mucho a proteger los adolescentes en aquella época.