En una tarde-noche fresca en Roma, el Papa Francisco ha presidido la tradicional Misa del Gallo tras la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro con el que se da inicio el Jubileo 2025. 

En su homilía, Jorge Mario Bergoglio ha puesto el acento precisamente en este inicio del Año Santo romano, haciendo un llamado a renovar la esperanza y la fe, e invitando a los fieles a abrirse al misterio de la Gracia.

“El infinitamente grande se hizo pequeño; la luz divina brilló entre las tinieblas del mundo”, ha expresado el Pontífice argentino al reflexionar sobre el significado del Nacimiento de Jesús.

En este sentido, Francisco ha agregado que, incluso en medio de las adversidades, “si Dios viene, aun cuando nuestro corazón se asemeja a un pobre pesebre, entonces podemos decir: la esperanza no ha muerto, la esperanza está viva, y envuelve nuestra vida para siempre”.

Con la apertura de la Puerta Santa, el Santo Padre ha remarcado que se da inicio a un tiempo especial de gracia. “En esta noche, la puerta de la esperanza se ha abierto de par en par al mundo; en esta noche, Dios dice a cada uno: ¡también hay esperanza para ti!”, ha afirmado en su alocución el Papa con un mensaje cargado de alegría y promesa.

«Tenemos la tarea de llevar esperanza allí donde se ha perdido»

En este sentido, el obispo de Roma ha instado a los fieles a seguir el ejemplo de los pastores de Belén, quienes acudieron rápidamente a ver al Niño Jesús tras recibir el anuncio del ángel. “Esta es la señal para recuperar la esperanza perdida: renovarla dentro de nosotros, sembrarla en las desolaciones de nuestro tiempo y de nuestro mundo rápidamente. Disponerse rápidamente, sin aminorar el paso, dejándose atraer por la buena noticia”.

A su vez, el Sucesor de Pedro ha subrayado que la esperanza cristiana no es pasiva, sino un llamado a actuar y transformar el mundo. “La esperanza cristiana no es un final feliz que hay que esperar pasivamente; es la promesa del Señor que hemos de acoger aquí y ahora, en esta tierra que sufre y que gime”, ha puntualizado.

También ha invitado en su homilía a los presentes en la Basílica de San Pedro a no caer en la rutina o la mediocridad, sino a convertirse en “soñadores incansables, mujeres y hombres que se dejan inquietar por el sueño de Dios; el sueño de un mundo nuevo, donde reinan la paz y la justicia”.

El Papa Francisco ha puesto el foco además en la situación de sufrimiento y exclusión social que viven millones de personas en el mundo. Para ellos, sostiene, el Jubileo de 2025 debe ser una oportunidad para llevar esperanza donde más se necesita. “Todos nosotros tenemos el don y la tarea de llevar esperanza allí donde se ha perdido; allí donde la vida está herida, en las expectativas traicionadas, en los sueños rotos, en los fracasos que destrozan el corazón”.

El Papa abre la puerta santa de la basílica de san pedro

Antes de la Misa del Gallo, el Papa Francisco ha presidido el rito de apertura de la Puerta Santa para iniciar el Jubileo Ordinario 2025 de Roma. Poco antes de las 19h, Jorge Mario Bergoglio llegó en silla de ruedas al atrio y, a continuación, el coro entonó el ‘Vamos alegre a la casa del Señor’ con el salmo 121 para dar inicio a la celebración.

«En la Navidad del Señor, luz de luz, esperanza inextinguible, nos disponemos a entrar con fe por la Puerta Santa. Los pasos de nuestro camino son los pasos de toda la Iglesia, peregrina en el mundo y testigo de la paz. Crucemos el umbral de este templo santo y entremos en el tiempo de la misericordia y del perdón, para que se abra a cada hombre y a cada mujer el camino de la esperanza que no defrauda», ha proclamado Francisco antes de empujar la Puerta Santa y atravesarla.

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