La justicia francesa ha condenado a 428 años a los 51 agresores de Gisèle Pelicot. “Decepción”, ha sido la palabra que han utilizado sus hijos para este final del proceso Mazan. El fallo, que la propia Gisèle ha asumido «con respeto», arroja un puñado de preguntas: ¿a qué han sido condenados exactamente los acusados? Si todos han sido declarados culpables, ¿por qué seis de ellos han quedado en libertad? ¿Se ha reconocido la sumisión química?» ¿En qué medida se están activando iniciativas para llevar el consentimiento al corazón de la legislación contra la violencia sexual? A continuación exponemos las claves de la sentencia. 

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