¿Odias limpiar la nevera? La nevera es el corazón de la cocina, pero a menudo descuidamos su limpieza y organización. Mantener este electrodoméstico limpio no solo es esencial para la higiene, sino que también ayuda a preservar los alimentos de manera óptima y a reducir el desperdicio. De hecho, alrededor del 40% de hogares aseguran que no limpian su frigorífico, acumulando una gran cantidad de suciedad de restos de comida, pero también una gran cantidad de bacterias invisibles que pueden ser las causantes de dañar los alimentos.
Para evitar que los alimentos se contaminen es necesario limpiar y desinfectar el frigorífico, no solo por una cuestión de higiene, sino también de salud. Para empezar, comienza por retirar todos los alimentos y colocarlos en una superficie cercana. Deséchalos si están caducados o en mal estado. Desconecta la nevera para ahorrar energía y facilitar la limpieza. Además, esto evitará que la puerta se cierre accidentalmente mientras trabajas.
Una vez tiene todo vacio y preparado, extrae todas las bandejas, estantes y cajones. Lávalos con agua tibia y detergente. Si son desmontables, esto facilitará la limpieza. Utiliza una solución de agua y vinagre o bicarbonato de sodio para limpiar el interior. Estos productos son efectivos para eliminar olores y manchas. Asegúrate de limpiar las juntas de las puertas y las esquinas. No olvides limpiar la parte exterior de la nevera con un paño húmedo y un limpiador suave. Presta atención a las manijas y los controles. Si tu nevera tiene un congelador, asegúrate de descongelarlo para evitar la acumulación de hielo.
Una vez has terminado este proceso y has comprobado que todo esté seco, vuelve a colocar las bandejas y estantes en su lugar. Finaliza conectando nuevamente la nevera y ajusta la temperatura según las recomendaciones del fabricante.
Productos para una limpieza eficiente
Contar con los productos adecuados facilitará la tarea de mantener tu nevera en condiciones óptimas. Aquí hay una lista de productos esenciales:
- Detergente suave: Para limpiar las superficies interiores y exteriores de la nevera.
- Vinagre blanco o bicarbonato de sodio: Para eliminar olores y manchas persistentes.
- Paños microfibra: Ideales para limpiar sin dejar pelusas ni residuos.
- Caja de bicarbonato de sodio: Para colocar en la nevera y absorber olores.
- Limpiador multiusos: Para las manchas difíciles y para limpiar la parte exterior de la nevera.
Cada cuánto hay que limpiarla
La frecuencia con la que limpias tu nevera es clave para mantenerla en óptimas condiciones. Realiza una limpieza profunda de tu nevera al menos una vez al mes. Esto implica retirar todos los alimentos, limpiar a fondo las superficies internas y externas, y lavar las bandejas y estantes. Sin embargo, también es importante ir haciendo una limpieza en el día a día, por ejemplo, dedica unos minutos cada semana para limpiezas superficiales. Enfócate en la eliminación de derrames, la verificación de fechas de caducidad y la organización de los alimentos. Mantén el control de los olores de forma continua. Cambia la caja de bicarbonato de sodio cada dos meses y asegúrate de limpiar cualquier derrame de inmediato.
Cada quince días, realiza una revisión rápida de los contenidos de la nevera. Descarta los alimentos caducados y reorganiza los productos para garantizar que los más antiguos estén al frente. Si tu nevera cuenta con un congelador, programa una descongelación trimestral para evitar la acumulación excesiva de hielo, lo que podría afectar la eficiencia energética.
Trucos para mantenerla limpia más tiempo
Después de la limpieza profunda, es esencial adoptar hábitos que mantengan la nevera limpia y ordenada. Hay algunos trucos para prolongar la frescura:
- Contenedores herméticos: Almacena alimentos en contenedores herméticos para evitar derrames y olores. Esto también ayuda a mantener los alimentos frescos por más tiempo.
- Fecha de caducidad visible: Coloca etiquetas con la fecha de caducidad en los envases de alimentos. Esto te ayudará a identificar rápidamente los productos vencidos y reducirá el desperdicio.
- Limpiar regularmente: Realiza limpiezas superficiales regularmente para evitar la acumulación de suciedad. Un paño húmedo y una solución suave son suficientes para mantener la frescura.
- Organización por zonas: Asigna áreas específicas para diferentes categorías de alimentos. Por ejemplo, puedes tener una sección para lácteos, otra para frutas y verduras, y así sucesivamente.
- Rotación de alimentos: Practica la rotación de alimentos. Coloca los alimentos más antiguos al frente para utilizarlos primero y evitar que se echen a perder.
- Limpieza de emergencia: Limpia los derrames y manchas de inmediato. Esto facilitará la limpieza general y evitará que los alimentos se adhieran a las superficies.