Actualmente, según estimaciones, los nuevos casos anuales de cáncer se sitúan en torno a los 18 millones. En ese contexto, adquieren una importancia capital los recientes tratamientos que van surgiendo, como la protonterapia. Para conocer más sobre dicho procedimiento, hemos hablado con profesionales del Centro de Protonterapia Quirónsalud.
El procedimiento conocido como protonterapia es un tratamiento de radiación que tiene como objetivo enfocarse más en el tumor, de forma que se dirija menos radiación al tejido sano cercano. Una de las claves del proceso es su precisión.
En otras palabras, estamos hablando de una terapia que hace uso de protones, empleando una radioterapia externa, que permite aportar una mejor distribución de las dosis, así como un lugar más preciso de incidencia, lo que permite una menor irradiación de los tejidos sanos, que conduce a un menor riesgo de efectos radioinducidos innecesarios, que pueden desembocar en segundos tumores.
El Dr. Alejandro Mazal, director técnico del Centro de Protonterapia Quirónsalud, destaca que “el número de centros de protonterapia en el mundo está aumentando significativamente, ya que el crecimiento es exponencial. España lidera este avance en este momento con la instalación de 10 nuevos centros”. Por otro lado, la Dra. Stephanie Bolle, jefa del Servicio de Oncología Radioterápica del Centro de Protonterapia Quirónsalud, afirma que los tres motivos para unirse al proyecto fueron “el alto nivel de experiencia, la profesionalidad y el entusiasmo de todo el equipo”.
Centro pionero en España
El Centro de Protonterapia del grupo Quirónsalud fue el primero en España en usar esta técnica, siendo el primer paciente tratado en diciembre de 2019. Fue un trabajo complejo que contó con la colaboración de diversos organismos, como el Consejo de Seguridad Nuclear, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. Además, se vio agravado por el impacto del COVID-19. Sin embargo, el crecimiento del centro no se detuvo. Según las estimaciones, “para el quinto aniversario hemos alcanzado los 800 pacientes tratados, tras evaluar más de 2.000 casos”. Esto refleja un ritmo de crecimiento constante, que comenzó con 100 pacientes tratados en el primer año y aumentó a 200 pacientes por año en la actualidad.
Es importante destacar la alta complejidad de los casos atendidos, entre los que se incluyen pacientes pediátricos, que representan el 50% del total. Dentro de este grupo, más de la mitad son niños de muy corta edad que requieren sedación profunda en cada sesión de tratamiento, que puede prolongarse hasta por 7 semanas.
Beneficios de la protonterapia
Además de sustituir los rayos X por protones, la precisión y el control que hemos comentado, la terapia “aumenta la tasa de curación, aumentando la dosis de radioterapia, manteniendo una baja tasa de efectos secundarios, combinando la irradiación con tratamientos sistémicos”. Por otro lado, ofrece ventajas frente a otras técnicas de radioterapia, como la SBRT (stereotactic body radiation therapy), ya que “es posible no solo para tumores pequeños, sino también para tratamientos que requieren grandes volúmenes de radiación”.
La segunda ventaja es la minimización de las secuelas, al reducir la dosis en los tejidos sanos, al tiempo que se mantiene una alta tasa de control de la enfermedad: “a diferencia de la IMRT (intensity modulated radiotherapy), no se asocia a un aumento del volumen de tejido sano que recibe pequeñas dosis, lo que puede reducir el riesgo de tumores inducidos y posibles efectos secundarios en tejidos sensibles, como los ovarios o la hipófisis. La toxicidad hematológica es menos importante, lo que puede evitar tener que reducir o suspender la quimioterapia durante o después la irradiación”.
Sea como sea, en todos los casos la protonterapia se aplica en sinergia con otras herramientas terapéuticas de lucha contra el cáncer, como la cirugía, la quimioterapia o la inmunoterapia, con una evaluación multidisciplinar.
Perfiles y patología
La protonterapia es un tratamiento especialmente adecuado en pacientes que presentan:
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Tumores en zonas delicadas, donde los efectos secundarios deben minimizarse. Por ejemplo, el cerebro, el ojo o cerca de la médula espinal.
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Pacientes pediátricos, debido a la reducción del riesgo de daños en el crecimiento y en el desarrollo.
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Pacientes con cánceres recurrentes, donde el tejido ha sido previamente irradiado.
El perfil incluye tanto a niños como a adultos con tumores difíciles de tratar, o a aquellos para quienes la terapia convencional implique riesgos más significativos; pero es cierto que gracias al centro de Quirónsalud ha cambiado en el caso de los adultos, ya que “no existía esa cultura, a pesar de existir la protonterapia en España. Ha sido necesario realizar una labor de educación y concienciación que, poco a poco, se va consolidando”.
Las aplicaciones básicas son “los tumores pediátricos, en particular los tumores cerebrales, y en adultos, cordomas y condrosarcomas, que son tumores del hueso cercanos a la base del cerebro o la médula, así como los tumores oculares”. Además, en algunos países “se reconoce la indicación de la terapia de protones para tumores cerebrales benignos o de bajo grado, tumores del senoy del cavum o tumores hepáticos”.
En un futuro también se pretende usar en “tumores de cabeza y de cuello. Un estudio estadounidense acaba de demostrar una reducción y una recuperación más rápida de las dificultades de deglución en pacientes con un tumor orofaríngeo irradiado con protonterapia”, y, además, los primeros resultados en el tratamiento de los tumores de esófago también son prometedores. También algunos casos selectos de tumores más frecuentes, como el cáncer de mama, podrían beneficiarse de este tipo de terapia.
Con la vista puesta en el futuro
Los expertos indican que la protonterapia es un tratamiento más costoso que la radioterapia convencional, principalmente por el alto coste del equipamiento, por la necesidad de contar con tecnología muy avanzada y por tener que contar con personal formado específicamente, aunque “su capacidad para minimizar efectos secundarios puede traducirse en un menor coste a largo plazo, en términos de reducción de complicaciones, menor necesidad de cuidados adicionales y una mejor calidad de vida para el paciente”, de modo que en ciertos casos, como en niños o pacientes con tumores de alto riesgo, el coste beneficio puede ser favorable.
Actualmente, existen unos 100 centros de protonterapia operacionales en el mundo, además de otros 60 en curso de construcción. En ese contexto, “España tendrá un lugar privilegiado, dado que otros 10 nuevos centros se agregan a los 2 ya existentes”, aunque queda trabajo por hacer, ya que “dada la capacidad limitada de cada centro, solo alrededor del 2% de pacientes que reciben radioterapia en España podrán beneficiar de esta técnica”. Pero conviene tener claro que una mayor disponibilidad de la terapia podría salvar más vidas, al ofrecer una alternativa precisa y eficaz para ciertos tipos de cáncer, con menos efectos secundarios.
A modo de cierre, los expertos indican que resulta fundamental la “integración activa de todos los centros españoles. El papel pionero que ha tenido Quirónsalud en España debe servir para promover nuevos ensayos clínicos, para optimizar el coste-beneficio de la técnica y para integrar al país como un actor relevante dentro del contexto internacional”, a la hora de determinar el papel clave que van a tener los protones como herramienta a la hora de combatir el cáncer.