El mundo de la cultura y la política ha dado el último adiós a la actriz Marisa Paredes este miércoles en la capilla ardiente, instalada en el madrileño Teatro Español, donde, entre miles de flores, han acudido compañeros, familiares y fans que han querido rendir humenaje a una figura que «fue mucho más que una chica Almodóvar». Un acto en el que se ha materializado el gran vínculo de la actriz con Mallorca con la presencia de las mallorquinas Francina Armengol y Rossy de Palma.
«En una despedida hay belleza. Nos revolucionaba todo, todos los días con sus mensajes, con todo lo que había que luchar, diciendo ‘no vamos a dar un paso atrás de todo lo conseguido’. Era una revolucionaria todo el rato, con sus equivocaciones, que a veces las tenía porque era una apasionada», ha señalado durante la capilla ardiente Rossy de Palma.
Tras esto, ha reiterado una petición que han hecho más compañeros de la cultura, de que en la plaza de Santa Ana se recuerde a Paredes. También, Rossy de Palma ha calificado a Paredes como una «agitadora cultural», para después asegurar que tiene que seguir descubriéndola como «activista» y ha agradecido que la actriz fuese una de las responsables de conseguir el derecho a «dietas, a descanso o que se pagaran los ensayos» para el sector artístico.
La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, también ha querido mostrar su cariño y respeto a la actriz y ha acudido a la capilla ardiente para acompañar a los seres queridos de Paredes.
Y es que Mallorca también la muerte de esta gran diva del cine y el teatro español, que mantuvo una una estrecha relación con la isla, que visitó en numerosas ocasiones.
Durante sus incursiones por la isla, se enamoró de la Serra de Tramuntana, trabajó con directores como Agustí Villaronga o Toni Aloy, y entabló una profunda amistad con Biel Mesquida. Una relación que ha hecho que Mallorca se haya teñido de luto para dar el último adiós a una de las figuras más respetadas y queridas del país.