Hay aspectos de la salud que están rodeados de tabús y de vergüenza. Algunos, como la incontinencia urinaria, van asumiéndose como dolencias comunes y se van desprendiendo de esa mala fama que parece hacerlos «incontables».
Pero hay otros que afectan a una gran cantidad de personas, que alteran mucho su calidad de vida y que, sin embargo, casi nunca se cuentan a los profesionales sanitarios. Un ejemplo claro de ello es la incontinencia anal o fecal.
La Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria alerta de que aproximadamente un tercio de los pacientes con incontinencia anal (IA) no se lo cuentan ni a los profesionales de salud.
En concreto, las profesionales de la enfermería señalan que un 52% de las mujeres que padecen diarrea suelen presentar episodios de incontinencia anal, pero menos de la mitad lo consultan con su médico.
Qué es la incontinencia anal
La incontinencia anal es la incapacidad de controlar la evacuación. Este trastorno puede consistir bien en incontinencia de gases, de heces líquidas o de heces sólidas.
Los expertos dividen la incontinencia anal en tres tipos:
- Incontinencia por urgencia: la necesidad de evacuar aparece de forma repentina y la persona que la sufre no puede controlarla.
- Incontinencia pasiva: cuando el paciente no es consciente de que debe evacuar.
- Ensuciamiento fecal: pérdida no voluntaria de heces.
Factores desencadenantes
Los especialistas consideran que el principal factor que determina la aparición de este trastorno es la edad. Así, mientras que entre la población de entre 20 y 29 de años sólo un 3% la sufre, el porcentaje se eleva hasta el 15% entre mayores de 70 años.
Además de la edad, se han identificado los siguientes factores de riesgo:
- Un estado de salud deteriorado.
- Limitaciones físicas generales.
- Diabetes.
- Problemas neurológicos.
- Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)
- Enfermedad inflamatoria intestinal.
Según la enfermera Montserrat Chicote de la AiFiCC, la causa de la incontinencia anal es «multifactorial, y podrían estar en su origen diversas patologías como por ejemplo:
- Estreñimiento crónico
- Fumar
- Partos prolongados
- Cirugía anal
- Diabetes
- Menopausia
- Enfermedades neurológicas
- Algún fármaco que puede provocar diarreas y tener algún efecto adverso
- Y también se estima que sufren esta patología entre un 4 y un 6% de las mujeres que han tenido un parto vaginal.
Precisamente un estudio realizado en España recientemente indica que en mujeres que sufren incontinencia urinaria, hasta un 8.7% también sufren incontinencia anal.
Superar la vergüenza y acudir al médico
Lamentablemente, un gran porcentaje de los pacientes que sufren incontinencia anal no acuden a un profesional sanitario.
Para la enfermera Montserrat Chicote de AIFICC
- «La incontinencia anal (IA) es una condición infraestimada y que afecta muy significativamente a la calidad de vida de la persona que la padece. Es un problema de salud tabú, socialmente estigmatizada y que puede provocar a la persona que la padece aislamiento social, depresión, angustia, miedos, perdida de autoestima…el paciente no sabe dónde pedir ayuda y muchos no lo cuentan».
Y aquí el papel de la enfermera de Atención Primaria es fundamental en su detección y tratamiento inicial, así como, si fuera necesario, la derivación a la atención especializada.
- «Nosotros establecemos una relación de vínculo con nuestros pacientes para que les atendamos a lo largo de la su vida y esto hace más fácil por un lado conseguir la confianza y empatía necesaria para que lo expliquen, y por otro la capacidad de detección rápida, cuando están los primeros síntomas».
Pero Montserrat Chicote alerta:
«La falta de detección viene por dos motivos principalmente: el primero, porque el paciente no pide ayuda debido al estigma que supone. Y segundo, por la carencia de conocimientos de los profesionales de salud en su tratamiento».
Por eso es muy importante que la enfermera de atención primaria haga preguntas directas sobre si sufre o no incontinencia anal en la consulta.
- «Debemos protocolarizar en las consultas hacer preguntas sobre incontinencia anal, al igual que preguntamos a nuestros pacientes por la incontinencia urinaria y por si fuma o no”.
Tratamientos
El principal tratamiento es la educación y cambios de hábitos necesarios para disminuir la posibilidad de pérdidas involuntarias de deposiciones.
En este sentido, “es importante tener presente la necesidad y expectativas del paciente, de su estado de salud y actividades habituales. Debemos tener en cuenta que el objetivo principal del tratamiento es mejorar la calidad de vida de cada paciente, de acuerdo con la situación particular” explica Montserrat Chicote.
La primera fase, para todos los pacientes, es triple:
- Implementación de una dieta adecuada
- Modificar los hábitos de alimentación
- Regular el tránsito intestinal.
Y otros tratamientos pasan por:
- Medicación (astringentes y laxantes)
- Ejercicios de rehabilitación (ejercicios de Kegel, estimulación del nervio sacro)
- O incluso la cirugía reparativa (esfinteroplastia).