Broche final para el caso Wafaa: prisión permanente revisable y ocho años más por la agresión sexual. Es la contundente condena, adelantada este lunes en exclusiva por Levante-EMV, que le ha impuesto a David Soler Oltra, alias Tuvi, la magistrada que presidió el jurado que lo consideró culpable por unanimidad después de dos semanas de juicio de haber vejado y torturado a la joven tras haberla agredido sexualmente y de haberla asesinado en un ritual sádico sexual para ocultar el primero de los delitos, la violación impregnada de sadismo y sometimiento machista.
Así, por el asesinato «con alevosía y ensañamiento» de Wafaa Sebbah, de solo 19 años en el momento del crimen, cometido de manera subsiguiente a ese ataque sexual, la magistrada le impone la prisión permanente revisable, tal como venían solicitando la fiscal, Carmen Nicasio Aliaga, y las acusaciones particulares ejercidas por los letrados Jesús Ruiz de Valbuena, Isabel Carricondo y Juan Carlos Navarro en nombre de la familia de la víctima.
Además, le impone otros ocho años más de cárcel por ese delito sexual, siguiendo también el criterio y la petición de las cuatro acusaciones, tanto la pública como las particulares, que en este caso han defendido los intereses de los padres de Wafaa y de sus dos hermanos de manera altruista.
Una sentencia rápida y fundamentada
La sentencia, que llega solo trece días después de que el jurado decidiese por unanimidad la culpabilidad de Soler Oltra de quien estableció que actuó por dominación machista y con motivación claramente sexual, fija una indemnización mayor para los padres que la solicitada por la fiscal y ligeramente más baja que la que pedía la familia. Así dictamina que debe resarcir a cada progenitor con 180.000 euros y a cada uno de los hermanos de Wafaa con 60.000 euros (20.000 menos que los pedidos por la Fiscalía). En total, 480.000 euros. A ello se suma el pago de las costas procesales, «incluidas las de las acusaciones particulares», estipula la magistrada.
Además, la magistrada de la sección primera de la Audiencia de València establece medidas de vigilancia y alejamiento para cuando salga de prisión, algo que no sucederá, como mínimo, hasta dentro de 25 años, que es el tiempo mínimo de cumplimiento cuando el acusado, como ocurre en este caso, se cumplen tres circunstancas: el autor es condenado por dos delitos o más, una de ellos es de prisión permanente revisable y la pena impuesta por el o los otros no suman menos de 25 años de cárcel. Así, la jueza ha fijado que no podrá acercarse a menos de 1.000 metros ni durante ni 10 años después de cumplido hasta el último día de condena a ninguno de los cuatro miembros de la familia, ni, por supuesto, comunicarse con ellos por medio alguno.
Y no solo eso. Hay que recordar que Soler Oltra ya está cumpliendo una condena de tres años y medio por estrangular a una exnovia que sobrevivió al ataque y que, además, está pendiente de ser juzgado por otros dos asesinatos: los de Isabell Raducanu y su hija nonata de seis meses de gestación, en un crimen cometido con el mismo patrón que el de Wafaa, pero cinco meses antes, el 11 de junio de 2019, en el domicilio de la víctima, en Xàtiva. De hecho, David Soler Oltra, cuyo hermano Juan también está condenado por un doble asesinato -el de una joven eslovaca y su novio, de origen checo-, cometido en 2012, va camino de convertirse judicialmente en lo que policialmente ya está asegurado: un asesino en serie.
Es de prever que la defensa recurra esta condena, por lo que habrá que esperar como mínimo al dictamen del Tribunal Superior de Justicia de la C. Valenciana para que la condena sea firme.
Explosión de alegría de los padres
Tanto la madre de Wafaa, Soraya Taibi, como su padre, Nabil Sebbah, así como sus hermaos, Ayoub y Salah, han acogido con una explosión de alegría la notificación de la sentencia. «Estamos contentísimos. ¡Por fin se ha hecho justicia! Nada nos la devolverá, pero esto nos trae un poco de paz a nosotros y también a ella. ¡Mi hija ahora ya puede descansar!«, han sido sus primeras palabras, en las que han vuelto a dejar espacio para los agradecimientos «a todos, a los abogados, al jurado, a la fiscal, a la magistrada y a los medios de comunicación, y a todos los que nos han acompañado y ayudado en estos largos cinco años» desde que su hija fue víctima de un cruel y sanguinario asesinato machista.
Los hechos, tal como ha venido adelantando Levante-EMV a lo largo de estos cinco años, fueron cometidos en la tarde del 17 de noviembre de 2019, cuando David Soler Oltra, entonces de 29 años de edad, se llevó a Wafaa, diez años más joven que él, la joven guapa, carismática, generosa, risueña y vital que una y otra vez se negaba a sus pretensiones sexuales porque solo veía en él un amigo más, a casa de su abuelo, un chalé de Carcaixent en una zona alejada y sin vecinos en esa época del año.
Y allí la sometió a todo tipo de torturas y vejaciones tras dejarla inconsciente con un ‘mataleón’, la especialidad de la que hace gala hasta en la cárcel, e inmovilizarla para dar rienda a sus perversiones sexuales. Le arrancó el pantalón, que fue encontrado separado del cuerpo totalmente dado la vuelta, la braga y le rompió el sujetador, la aterrorizó disparándole una y otra vez con una carabina de perdigones –llevaba siete solo en los huesos, disparados de frente y por la espalda–, posiblemente mientras la tenía «con los genitales expuestos (desnuda), maniatada y con los ojos vendados para infundirle más terror con cada disparo».
Crimen sádico-sexual con ‘bondage’
Siguiendo con esa «parafernalia sádico-sexual con bondage» le clavó un cuchillo, pero sin ánimo de matar, solo para «aumentar deliberadamente su dolor infligiéndole un sufrimiento lento que le hizo disfrutar», asegurándose, además, de que no podía defenderse, tan solo protegerse en un momento determinado de los disparos en la cara; de ahí los balines clavados en sus antebrazos.
Cuando se cansó, ya derrotada, acometió el asesinato para ocultar la agresión sexual. Para ello, vistió a Wafaa solo con su cazadora (la camiseta nunca ha aparecido: los psicópatas suelen atesorar prendas con el olor de sus víctimas a modo de trofeo), inerte, la metió en el maletero de su coche y condujo hasta la finca agrícola que en ese momento era de su familia. Allí, completó el encintado de la cabeza, tapándole por completo la nariz y la boca, asegurándose de que no podía respirar, y de los antebrazos y la tiró al pozo de riego, de unos 16 metros de profundidad. Antes, le ató una azada con una cuerda al tobillo derecho para evitar cualquier posibilidad de supervivencia. En la caída, se le quebraron la pierna y varias costillas de ese lado. En todas las fracturas había sangre: la joven seguía viva cuando la tiró.
La eficaz ocultación del cuerpo
Durante 19 largos meses consiguió ocultar con eficacia el crimen, hasta que el equipo conjunto de Homicidios de la Guardia Civil de València y de la UCO recuperó el cuerpo, completamente deteriorado por el tiempo transcurrido y la sumersión en agua y lodos, en la tarde del 17 de junio de 2021. Sin embargo, el inmenso trabajo de la Guardia Civil y de los médicos forenses ha logrado llevar hasta los nueve jurados suficientes pruebas como para que alcanzaran el veredicto de culpabilidad por unanimidad en menos de 24 horas.
Y así los nueve miembros del jurado, cinco hombres y cuatro mujeres, dictaminaron que los hechos ocurrieron como se ha descrito, apoyándose en declaraciones de testigos, de guardias civiles, de forenses, de psiquiatras y en la cascada de pruebas presentadas una tras otra a lo largo del juicio, de las que, este martes lo demostraron, fueron tomando nota de manera exhaustiva. Y así también lo ha recogido ahora la magistrada en la sentencia hecha pública este lunes, 16 de diciembre, a partir de los elementos que le jurado dio por probados.
De hecho, el veredicto estaba redactado y argumentado con tanta precisión que incluso le especificaban a la magistrada presidenta del tribunal cada folio y tomo de la causa donde residen las pruebas en las que han basado la motivación de sus respuestas a las 34 preguntas del objeto del veredicto. Por unanimidad, algo poco habitual en los jurados y que supone un completo éxito de las acusaciones, la ejercida por la fiscal, Carmen Nicasio Aliaga, y los abogados que han defendido altruistamente a la familia, Jesús Ruiz de Valbuena, Isabel Carricondo y Juan Carlos Navarro.
Y también por unanimidad concluyeron que Tuvi actuó por la obsesión sexual que sentía por Wafaa y que lo hizo por machismo, es decir, por su «ánimo de dominación y desprecio a las mujeres».
Y el mismo grado de consenso, nueve votos de nueve, alcanzaron para rechazar las pretensiones de la defensa. Así que, el veredicto, impecable y perfectamente motivado, establece que David Soler ni actuó influido por el hipotético consumo de drogas y alcohol que dijo haber ingerido, ni su voluntad se vio afectada por la supuesta influencia de las secuelas de un accidente de tráfico ocurrido cuatro años antes.
Y ahora le espera el juicio por Isabell
Desde la lectura del veredicto, que el jurado consensuó en menos de 24 horas, David Soler Oltra, Tuvi, tenía un pie en la prisión permanente revisable que solicitaban fiscal y acusaciones particulares, pena a lo que añadían 8 años más por la agresión sexual y el pago de las indemnizaciones a los padres y hermanos de Wafaa, además de las costas procesales y las medidas de control y vigilancia a las que deberá ser sometido si llega a salir de prisión (tiene pendiente el juicio por el asesinato de Isabell Raducanu y de su hija nonata, delitos por los que se le pedirá nuevamente la prisión permanente revisable).
El asesino de Wafaa, que durante todo el juicio mantuvo una actitud impasible, sin emociones, recibió el veredicto con la cara oculta entre los brazos. Por un lado, para impedir que los redactores gráficos y los cámaras de televisión obtuviesen una última imagen suya y, por otro, porque la decisión de los jurados le augura una larguísima estancia en prisión, justo lo único que le suscita un sentimiento: el de la rabia.
«¡Siempre serás un asesino!»
Así, mientras permaneció con la cabeza escondida durante la media hora escasa que duró la lectura del veredicto, a las 10.40 horas del martes, 3 de diciembre, y la solicitud de penas por parte de cada letrado, no dejó de agitar las piernas en un movimiento rítmico propio de quien contiene una reacción airada.
Una vez que la magistrada anunció que el caso quedaba «visto para sentencia», la familia y los amigos de Wafaa se fundieron en abrazos emocionados entre sí y con sus letrados. Amina, la mejor amiga de Wafaa, y el que fuera su último novio, Lax, increparon a Soler Oltra justo antes de que los dos policías nacionales que lo custodiaban se lo llevaran a los calabozos. «¡Mírame! Eres un asesino y no vas a salir nunca de la cárcel», le espetó él. Amina le invocó directamente: «¡David!». Tuvi levanta la mirada al escuchar su nombre. «¡Yo no veré nunca más a Wafaa, pero tú siempre serás un asesino! ¡Púdrete en la cárcel!».