Ser sancionado con una multa por exceso de velocidad es una amarga experiencia en la vida de cualquier conductor, especialmente por lo que representa a nivel económico y el hecho de que puede implicar la pérdida de puntos en el carnet de conducir. No obstante, no hay que entrar en pánico, ya que no todas las sanciones son firmes y es posible recurrir contra ciertas sanciones, de forma que, si lo hacemos adecuadamente, a la larga podamos ganar el recurso. Eso sí, debemos conocer bien los fundamentos legales y, por otra parte, tener que revisar con lupa los pormenores del expediente sancionador. Te lo explicamos y cuál es el supuesto más habitual para salir vencedor.
La importancia de los errores en las multas por exceso de velocidad
Los radares son herramientas de alta tecnología, pero no son infalibles. Existen posibles errores en las sanciones, ya sea por problemas técnicos, errores humanos o errores de ámbito administrativo, que pueden permitir que se anule las sanciones. A continuación, os contamos las claves.
Fotografías insuficientes
Para que se considere válida una multa, los radares tienen que aportar precisamente las dos fotografías: una del vehículo, panorámica, y otra de la matrícula. Si solo se ha recibido la imagen de uno de esos elementos o la imagen está borrosa, el expediente se puede considerarse como nulo.
Un error común lo encontramos cuando intentan aplicar un zoom sobre la fotografía panorámica a fin de visualizar la matrícula, lo cual no tiene lo que hay que tener en cuenta, puesto que podrían presentarse distorsionados los datos. En este caso, si te das cuenta de la magnitud de este problema sería más que interesante recurrir la sanción.
Márgenes de error y homologación de radares
Todos los tipos de radar han de tener un margen de error. Resulta inevitable, la ley establece que este margen tiene que estar entre el 3 y el 7% según el tipo de radar y la velocidad de la vía. Si las medidas del radar no son conforme a esta tolerancia o no está homologado bien, la sanción puede ser discutible. Igualmente, los radares deben tener revisiones que garanticen su correcto funcionamiento. Si no tienen la certificación al día, puedes alegar su invalidación con un recurso.
¿Qué ocurre si el radar está mal colocado?
La situación de los radares no es una cuestión de azar, sino que debe cumplir una serie de condiciones de tipo legal para que las sanciones lo sean, vale decir, si un radar está colocado de una manera errónea, su medida puede declararse inválida y en consecuencia la multa también.
Radales móviles y fijos: diferencias en los requisitos
La supervisión por parte de uno o más agentes permite que los radares móviles tengan más amplitud. Por el contrario, los radares fijos han de estar ubicados en cabinas homologadas y a distancia de seguridad de quitamiedos, guardarraíles, etc. En caso contrario, la sanción puede ser recurrida.
Procedimientos para recurrir una multa de forma efectiva
Recurrir una multa es un asunto relativamente sencillo, que requiere, sin embargo, atención a los detalles. Casi todos los documentos que envía la Dirección General de Tráfico (DGT) suelen ir acompañados de toda la información que permite comprobar si se puede recurrir la multa en cuestión.
Solicita el expediente sancionador
El dossier debe tener las dos fotos previstas, los datos técnicos del radar y la identificación del vehículo. Ten la precaución de comprobar si falta algo o si hay fallos en los elementos. Son los detalles que te pueden favorecer.
Plazos y vías de recurso
El plazo para interponerla generalmente es de 20 días naturales a partir de que recibas la notificación. Si lo prefieres, la puedes presentar en línea mediante la sede electrónica de la DGT o en formato papel mediante correo postal, pero asegúrate que, con el recurso, presentes toda la documentación que alegues en tu favor.
Cuándo merece la pena recurrir una multa
Impugnar una multa no es garantía de conseguir los resultados deseados en caso de no estar de acuerdo, pero en muchos casos, el examen pormenorizado de los documentos puede marcar la diferencia. La clave está en las minucias. Una imagen desenfocada, un radar no homologado o una incorrecta ubicación son sólidos argumentos. Antes de aceptar y pagar, revisa tu caso, y si no tienes claro el proceder, consulta a un especialista.