Abu Mohammad al Halabi (es su nombre de guerra, el nombre real es secreto) perdió su pierna izquierda hace tres años, cuando su coche explotó bajo su asiento. Fue una bomba plantada por el régimen de Bashar al Asad para matarle, dice el hombre de 50 años, combatiente de la milicia islamista radical Hayat Tahrir al Sham (HTS) y miembro de su equipo económico y logístico. El grupo, la antigua filial de Al Qaeda en Siria, es quien lidera ahora la amalgama de milicias rebeldes sirias que consiguieron derrocar el régimen de Asad y terminar con 13 años de guerra civil siria. Al Halabi (que significa ‘de Alepo’) recibe a EL PERIÓDICO en una zona rural de Idleb, región de donde emana el HTS.

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