Cada votación en el Congreso se mira con lupa para analizar la salud del bloque de la investidura. No es para menos. Solo en esta semana, el Gobierno ha sufrido tres derrotas a manos de Junts y, en menor medida, del PNV. Alberto Núñez Feijóo, consciente de esa «precariedad parlamentaria» del Ejecutivo, no cesa de intentar agrandar la brecha entre Pedro Sánchez y sus socios con constantes guiños a independentistas y nacionalistas y tiene a su disposición la tecla adecuada para tensionar aún más el frágil equilibrio que sostiene al Gobierno: la mayoría absoluta del PP en el Senado.
«Un año después, las cosas no van bien», avisó Carles Puigdemont el pasado lunes sobre la relación con el Ejecutivo. Y esta semana ha sido una buena prueba de ello. Horas después de esas palabras, PP y Junts se aliaron en contra del Gobierno para intentar suspender el impuesto sobre el valor de la producción eléctrica. Fue un claro ejemplo de los acuerdos a los que pueden llegar ambas formaciones y que los conservadores quieren repetir en la Cámara alta con el paquete fiscal del Gobierno, por mucho que pueda parecer una contradicción. Cuando a los populares les interesa atacar a Pedro Sánchez por sus pactos, hablan de Junts como «el partido del prófugo Puigdemont»; esta semana, en cambio, los de Feijóo celebraban su capacidad negociadora con los independentistas catalanes en el Congreso… Las paradojas de la política.
La mayoría absoluta del PP en el Senado les permite vetar o enmendar cualquier ley a su gusto, aunque después el Congreso puede levantar ese veto o retirar los cambios. Sin embargo, para eso es necesario una mayoría absoluta, y para conseguirla el Gobierno necesita de todos sus socios. Y aquí es donde los populares han visto un posible filón: introducir enmiendas en el Senado a las leyes que tanto Junts como el PNV vean con buenos ojos para que ambas formaciones las apoyen y, de paso, forzar al Ejecutivo a tener que volver a negociar las medidas cuando vuelven al Congreso, para la aprobación definitiva antes de que salgan en el ‘Boletín Oficial del Estado’.
«Leer las sensibilidades»
Los populares pondrán a prueba esta estrategia en el proyecto de ley del impuesto mínimo global a las multinacionales, donde el Gobierno ha introducido su paquete fiscal. El pasado miércoles incluyeron en la norma una quincena de enmiendas con guiños a Junts y el PNV. «Nosotros intentamos leer también las sensibilidades y lo que buscan otros partidos para ver en lo que nos podemos poner de acuerdo», explicó el propio vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo, en el momento que registraron las iniciativas hace unas semanas.
La estrategia de los populares obligó este miércoles a los senadores de Junts y PNV a confirmar su lealtad al paquete fiscal que pactaron con el Gobierno en el Congreso. Fuentes de la formación posconvergente explican que, con Puigdemont y la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, exigiendo a Sánchez que cumpla con todos sus acuerdos, ellos deben hacer lo mismo. Sin embargo, las mismas fuentes señalan que hay propuestas del PP que ven con buenos ojos y que no afectarían a lo pactado con el PSOE. Incluso, recalcan que están dispuestos a negociar con los populares las enmiendas que ellos mismos han registrado.
Los populares no quieren desaprovechar esta oportunidad de desequilibrar la relación entre el PSOE y Junts, por lo que fuentes conservadoras aseguraron que las conversaciones continuarán hasta este miércoles, cuando la ley se vote en el pleno del Senado, con el objetivo de introducir enmiendas pactadas. De esta forma, el Gobierno debería volver a sentarse a la mesa con Junts para negociar el voto favorable de los posconvergentes a levantar esos cambios. De una u otra manera, el PP sale ganando.
Rahola y el PP
Fuentes de la dirección del partido de Feijóo subrayan que el entendimiento con Junts se está dando en «el área económica que suele coincidir en dos partidos conservadores», una muestra, aseguran, de que Sánchez no encabeza «ninguna mayoría progresista, porque ni Junts ni PNV los puedes incluir ahí». De hecho, en eso dan la razón a Gabriel Rufián (ERC), que cada semana insiste en su sospecha de que Puigdemont ayudará al PP tarde o temprano a llegar a la Moncloa. Rufián recuerda a menudo la entrevista que Pilar Rahola (persona muy próxima al ‘expresident’) dio en octubre a ‘El Español’, dirigido por Pedro J. Ramírez. Rahola: «Estoy hasta las narices de esa idea de que el PSOE es mejor para Cataluña que el PP. Nos han jodido igual». En todo caso, ERC también se ha sumado esta semana al bloque del PP con el impuesto sobre el valor de la producción eléctrica… Las aritméticas en las Cámaras legislativas son últimamente muy variables.