Gregorio creía contar con el buen corazón de Fructuoso después de quedarse sin casa por el incendio provocado mientras planchaba una camisa y después de saber que es un “marrón” para sus hijos cuando su compañero del trabajo aparece con sus maletas.
La gota fría ha hecho que la madre de Fructuoso regresa y él necesitaba la habitación que Zaldívar estaba ocupando. “Pues nada, que gane el mejor”, se lamenta Gregorio al saber que tendrá que vivir en casa de algunos de sus hijos y que estos lo van a echar a suertes.
Alicia es la ‘afortunada’ y acoge a su padre en su corrala, ¿cómo será la convivencia?