Francisco es una figura geopolítica desacomplejada. En lo que va de su papado, el Papa argentino ha ido a menudo a contracorriente de la agenda de muchos líderes mundiales, criticando de forma vehemente, por ejemplo, los países que lucran con las guerras o rechazando con saña el aborto. Una mezcla de conservadurismo en lo moral y ultraprogresismo sociopolítico, con mirada enfocada a lo que él llama «las periferias»; eso es, zonas fuera del foco mediático y global. Con este bagaje, el Papa llega este domingo a Córcega, lo que ha levantado críticas en Francia, pero que también tiene como trasfondo el guiño de la Iglesia a las reivindicaciones culturales y lingüísticas de la isla.

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