La industria naval española ha construido casi todo tipo de embarcaciones a lo largo de su historia, si bien en los últimos años se ha destacado por producir unidades con un alto valor añadido, especializadas, personalizadas y repletas de tecnología. Ahí destacan, por ejemplo, los barcos que posibilitarán la expansión del sector eólico marino de medio mundo; pesqueros de última generación, más eficientes, seguros y cómodos para las tripulaciones, y oceanográficos, nicho en plena ola de renovación en todo el mundo que ha encontrado en Vigo y su área a sus principales fabricantes. Sin embargo, los astilleros privados a ambos lados de la ría han logrado atraer a otro tipo de armadores, más singulares, que también remozan sus flotas: las fuerzas de seguridad.

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