La zona destrozada por la DANA trágica no se ha visto envuelta en saqueos o disturbios masivos, salvo cuando la visita Carlos Mazón, el primer presidente autonómico que no puede pisar partes sensibles de su territorio incluida la capital en sábado de manifestación. De ahí que el nombramiento de un teniente general apunte menos a reconstruir que a reconquistar. Salvo que Francisco José Gan Pampols (66) sea la única personalidad que no tuvo un almuerzo comprometedor el 29 de octubre, mientras Valencia se ahogaba literalmente.
Se utilizarán los dos apellidos del flamante Vicepresidente para la Recuperación Económica y Salarial, pues el estipendio ha copado los titulares en torno al nombramiento, porque Gan a secas suena a general de la convulsa Corea. Queda claro que Mazón recurre a «los entorchados de brigadier» de la famosa habanera El soldadito para guarecerse del chaparrón, o para asustar a sus críticos. Reproduce la célebre estampa de Pedro Sánchez, rodeado de uniformes en la presentación de medidas contra la covid.
El abigarrado currículum del catalán Gan Pampols confirma que la cúpula militar posee una sed irrefrenable de saber, o mucho tiempo libre. Antes de la DANA se había reconvertido en gurú del management, disertando sobre talento y liderazgo ante audiencias limitadas. También se expresaba con notable proficiencia al diseccionar las guerras abiertas de Ucrania o Israel, sin cometer más errores en sus análisis que los generales sobre el terreno. Emitía sus veredictos de Estado Mayor desde canales secundarios, con la desilusión perceptible en quien suspiraría por ser tertuliano de La Sexta. Se ha consagrado, no cabe duda.
El vestuario civil de Gan Pampols recuerda a Sean Connery en Los Intocables, aunque no venga firmado por Armani. El más que general mejora de uniforme, pero eso también les sucede a los serenos. El veterano de las guerras balcánicas admira a la vez a Alejandro Magno y a Javier Solana, y en sus campañas de tuitero milita entre quienes muestran un desprecio universal hacia los políticos, siempre que se apelliden Sánchez o Iglesias.
Ninguna de las numerosas cualidades avaladas hasta aquí justifican la encomienda de la vicepresidencia de Recuperación de Mazón el Irrecuperable a Gan Pampols, donde la incógnita más morbosa plantea si durará más que su jefe teórico. El gastrónomo de la DANA tiene todo el derecho a blindar su cargo detrás de un uniforme para asustar a las víctimas que le abuchean, pero hubiera salido más barato contratar a un presidente de verdad. Eso sí, si Mazón se hubiera guiado por sus apetitos, el nuevo vicepresidente sería un chef.
La defensa de la contratación antes que nombramiento de Gan Pampols reside en su experiencia en Afganistán, salvo que no tiene nada que ver con la misión no solo salarial ahora encomendada. Es curioso el prestigio ficticio de que goza la ISAF afgana. Las siglas corresponden en efecto a la International Security Assistance Force. Sin embargo, el comandante en jefe de esta Fuerza de Asistencia Internacional no compartía la valoración positiva. En una entrevista de Rolling Stone al general Stanley McChrystal, se traducían las iniciales como In Sandals And Flip-Flops. Por si En Sandalias y Chanclas no iluminara con suficiencia el papel jugado por los soldados allí desplegados, los militares estadounidenses también traducían ISAF por I Suck At Fighting, que se deja piadosamente sin traducción.
Cabe desear que la Recuperación de Valencia no acabe como la evacuación de Afganistán, pero el desembarco de Gan Pampols demuestra que la famosa Patria es un concepto fundamentalmente económico. La minúscula recuperación del sueldo del general ha ocupado más espacio que la restitución del territorio, con una lluvia de «trienios» y «derechos consolidados», por no hablar de la sonrojante imagen de un jefe del ejército hablando en público de la entrega de su nómina para llegar a la vicepresidencia. Tal vez el escepticismo sobre la España de las autonomías obligue a percibir un suplemento económico para reconstruirla.
Ni siquiera es necesario recordar que un terremoto acabó con el dictador Somoza, con tantas letras de Mazón, para concluir que una división acorazada no salvaría al carbonizado presidente valenciano. Su general favorito tampoco lo absuelve del fusilamiento político, porque Gan Pampols desembarcó en la vicepresidencia como su colega MacArthur en el vicerreinado del Japón de la postguerra, postulando soluciones nucleares. El militar censuró los avisos previos a la riada y contabilizó muertes que no debieron producirse. Con tal percusión y repercusión, solo le faltó cuestionar el menú de El Ventorro.
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