Francesco Carril (Madrid, 1986) ha desarrollado principalmente su carrera en el teatro (en la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico y en la Teatro-Saraband, que fundó y dirige). No ha hecho mucho cine, aunque su trabajo en ‘Los ilusos’, de Jonás Trueba, fue premiado. Ha aparecido en series como ‘Amar es para siempre’, ‘#Luimelia’, ‘Intimidad’ y ‘Galgos’, aunque siempre en papeles de reparto. Por lo que ‘Los años nuevos’ serie de Movistar Plus+, que estrena este jueves, 12, su segunda y última parte (la primera está disponible en la plataforma) supone un salto en su carrera al que no quiere dirigir la mirada para disfrutar del presente.
En la ficción, el actor da vida a Óscar, un joven médico bastante cuadriculado y al que le gusta hacer siemprelo políticamente correcto. Una Nochevieja conoce a Ana, que es todo lo contrario. Y funciona eso de que los polos opuestos se atraen. Su gran defecto es que es muy obsesivo, también en el amor. Y eso le hará sufrir. Mucho.
-Su primer papel protagonista en una serie y nada menos que bajo la dirección de Rodrigo Sorogoyen.
-Tanto Iria (del Río) como yo todo lo que podemos decir de él son maravillas, porque nos hemos encontrado con una persona con una cabeza privilegiada, que le va muy rápido, y hay que adecuarse y estar a la altura de esa rapidez mental. Es un tipo que sabe de cine, al que se le nota que le gusta su oficio y le encantan las personas con las que trabaja y quiere saber más de ellas. Por lo que permite que lo más íntimo y peculiar y personal de los actores y las actrices con los que trabaja salga a la luz. Y que podamos poner ahí lo que nos pertenece a nosotros. Toda esa exigencia que tiene es la clave del amor hacia lo que hace.
-¿Cree que esta serie le marcará?
-Nos vamos a acordar toda la vida de ella, porque ha sido un regalo haber interpretado un personaje así. Yo no había hecho nunca un papel protagonista, y menos de este calibre. Por lo que ha tenido algo muy de inicio. Y los inicios siempre se recuerdan, en general, como algo bonito. Esto no lo olvidaré nunca. La cabeza está más puesta en que no me voy a olvidar a qué va a suponer. Sobre todo, porque lo que ha pasado me pertenece; lo que va a pasar, no.
-Pues hablemos del presente. De la serie. De qué cuenta.
-Es el viaje a lo largo de 10 años – vital, personal, amoroso, familiar, de amistad- de Ana y Óscar, de la treintena a la cuarentena.
«Nos vamos a acordar toda la vida de la serie. Yo no había hecho un papel protagonista, y menos de este calibre»
-Óscar tiene encauzada su vida y siempre quiere hacer lo correcto. Aunque a veces es un tanto obsesivo. También en el amor.
-Al principio se le presenta como alguien con todo un poquito más claro que Ana. Y más conservador en ciertas cosas. Pero el viaje que hace gracias a Ana le hace poner en duda muchos aspectos de su vida. De hecho, ambos hacen un viaje un poco al revés. Como hemos rodado tantos meses y en un registro muy realista, siento que Óscar me ha dado a mí muchas cosas y que yo también le he dado muchas mías. Ha habido ahí como un complemento bonito, que no ha sido muy buscado, que se ha ido encontrando a lo largo de la grabación. Tras el rodaje, hay muchas cosas que me he planteado para mi vida.
-¿Por ejemplo?
-Algo tan bonito como la relación que tiene con la amistad, que pongo en práctica. Pero intento huir de otras más obsesivas, más cuadriculadas.
-Un termómetro de la relación es la duración de sus relaciones sexuales. ¡La secuencia del primer polvo dura siete minutos!
-Sí. Puede que sean siete, sí.
-Pero resulta todo muy natural, muy creíble. ¿Cómo lo ha vivido?
-Bueno, en ese tipo de escenas ha habido como un salto de fe de entregarnos con un respeto y un cariño máximo el uno hacia el otro. Pero también con la sensación de decir: aquí tenemos que ir a por todas, tenemos que vivir esto y tenemos que hacerlo así, porque si no, no estamos yendo con el código de la serie. Por eso son escenas más cercanas. Porque las escenas de sexo cuentan mucho de la historia.
-Cuentan en qué momento están.
-Sí. Me encantan porque hablan mucho de la relación sin palabras. Hay algo que tiene que ver con las relaciones amorosas y es que, en general, en el amor hablamos mucho. Y encontrarte con ciertas secuencias donde no se habla y son solo esos cuerpos comunicándose los que lo cuentan todo… Además, no es lo mismo la escena de sexo del primer capítulo, en el que se acaban de conocer, que resulta hasta tierno, que la del tercero, en la que Iria y yo propusimos que fuera la primera vez que se escuchara un «te quiero».
-¿Fue idea suya? ¿Quiere eso decir que les han dejado aportar cosas?
-Hemos podido aportar muchas cosas nuestras y en los ensayos hemos podido incluso jugar con el texto, modificarlo, cambiarlo. Aunque a la hora de rodar hemos sido muy fieles al texto. Lo que pasa es que lo que mucha gente asocia con esa naturalidad es resultado de un trabajo de interrumpirnos, de dudar, de tartamudear, que es lo que nos pasa en la vida real. Estamos demasiado acostumbrados a las ficciones en las que se habla con un orden muy establecido: primero tú, luego yo. Por nuestra parte había una intención muy fuerte de que eso estuviera ahí y nos lo han permitido hacer.
«En las escenas de sexo ha habido un salto de fe de entregarnos con respeto y cariño»
-En la serie hay momentos que duelen. Destacaría ese el que uno siente el dolor de Óscar. Me refiero a cuando Ana le cuenta que tiene algo en su vida que él deseaba para ambos y que propició la separación, porque en aquel momento ella no quería tomar ese camino.
-Esa es una de nuestras escenas favoritas. Tú coges ese material como actor y que un personaje te diga lo que te dice, con toda la historia que lleva Óscar detrás, lo más fácil es llevártelo a algo más dramático o al dolor, porque es una buena oportunidad para mostrar un color muy determinado. Pero David Martín de los Santos, que es el director de ese capítulo, me dijo: «Cuando te lo diga, intenta trabajar con mucha ligereza». Y cuando lo vi luego, pensé: ¡qué listo fue, porque eso fue muy acertado!
-Aunque ella, consciente del daño que le puede producir, se ve que intenta contárselo con delicadeza.
-Eso es lo que lo hace humano. Pero es que ambos hacen lo que pueden. De hecho, mucho de la serie es precisamente ver a dos personas intentando hacer lo que pueden.