Un joven de 14 años, identificado como Nico, vive un auténtico calvario en Vigo, acosado y agredido por una banda de menores que actúa con total impunidad. Desde hace dos años, Nico y sus amigos son víctimas de amenazas, robos y agresiones por parte de este grupo, que ha llegado a utilizar tásers, navajas y gas pimienta.
El acoso comenzó tras un partido de fútbol, cuando un menor inició las intimidaciones. Lo que empezó como amenazas verbales escaló a agresiones físicas y chantajes. En una de las peores situaciones, más de 20 jóvenes rodearon a Nico, golpeándolo brutalmente hasta provocarle heridas graves que requirieron sutura en una oreja.
La violencia no se detiene
La situación no ha mejorado. Los agresores han conseguido el número de teléfono y la dirección del adolescente, intensificando las amenazas de muerte a través de llamadas y mensajes desde números desconocidos. Nico, aterrorizado, apenas puede salir de casa: «Papá, tengo miedo, me van a matar», confesó a su padre en una ocasión tras huir de un grupo que lo perseguía.
Los padres del menor, visiblemente afectados, han denunciado los hechos ante las autoridades. Sin embargo, temen que las medidas legales no sean suficientes para garantizar la seguridad de su hijo. Juan, el padre de Nico, relata cómo algunos chicos incluso han vendido pertenencias personales, como videoconsolas, para pagar el chantaje de estos grupos y evitar ser agredidos.
Zonas marcadas por la violencia
Las pandillas actúan en lugares concurridos por jóvenes, como el Club Náutico de Vigo o el centro comercial Vialia. Según los padres, los grupos han crecido en número al ver que este método les permite obtener dinero fácil.