La posición del Gobierno de Castilla-La Mancha sobre la reforma del modelo de financiación autonómica, caducado desde hace más de una década, no ha variado en los últimos años. Concierto catalán al margen, que el presidente Emiliano García-Page pide sacar de la mesa para abordar una negociación entre “todas” las comunidades de régimen común, el barón socialista reivindica que tengan un mayor peso a la hora de calcular la financiación aspectos singulares de su región como son la despoblación, la renta, la dispersión y, sobre todo, la superficie. Todo ello partiendo de la base sobre el efecto de estas especificidades en el coste real de prestar servicios públicos como sanidad, educación o dependencia.

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