Entre la amarga eliminación en una tanda de penaltis con una surrealista elección de lanzadores había emergido antes el nombre de Adu Ares, de escasa brillantez en Liga, con partidos de muy poco que llevarse a la boca más allá de los elogios puntuales de Víctor sobre todo a sus controles orientados, que por cierto esta vez sí exhibió, y con un ratito en Huesca y otro en Córdoba como tímidas estrellas fugaces de un extremo que firmó ante el Granada su primera gran noche de zaragocista.
Debe llevar lo de esta noche a la Liga, pero al nivel exhibido, sobre todo en la primera parte, con dos goles, además de provocar la acción del penalti que falló después Marí, en el jugador cedido por el Athletic hay una apuesta que puede dar muchos réditos, cuando hasta ahora parecía que su préstamo era un fiasco más que otra cosa. Adu Ares, que también anotó en Hospitalet y que con tres goles se va a quedar como Pichichi zaragocista en la Copa, partió desde la banda izquierda, su posición favorita pese a ser diestro y su primera aparición no pudo ser mejor, cuando mandó a la red en el 17 con un preciso cabezazo el centro con música que había enviado Calero en una contra iniciada por Pau Sans.
El penalti negado
Ese cabezazo espoleó al extremo vizcaíno, que no tardó en volver amenazar en una contra y la buena asociación con Calero para encarar a Sergio Ruiz y para provocar un penalti que cuesta ver, pero que Cid Camacho tuvo muy claro. Ahí, en el minuto 27, ya se intuía la gran noche de Adu Ares, pese a que Marí lanzó mal el penalti que el extremo había querido convertir, pero se impuso el orden de tiro para que Luca Zidane le adivinara el disparo al delantero, que sigue sin ganarse un ápice de crédito a ojos de la grada, pese a su despliegue físico, y que se fue silbado al ser relevado por Mañas.
Con la reacción granadina en el tramo final, en esos momentos de verbena defensiva con los que el Zaragoza deleita partido sí y partido también, por mucho que esta vez jugara con tres centrales y con dos dianas que daban la victoria a los de Escribá antes del descanso, de Weissman y Clemente en propia puerta, emergió de nuevo Adu para hacer su jugada favorita, entrando por el perfil zurdo y disparando con la derecha para que el balón se colara como un obús en la escuadra de Luca Zidane. Un golazo.
Bajó el nivel tras el descanso, donde la entrada de Liso no le quitó de la banda izquierda y el paso de los minutos mostró a un cada vez más fatigado Adu Ares, pasando casi de puntillas por la prórroga, en la que Víctor optó por no relevarle. Sin embargo, Ares había cumplido de sobra antes, él se agarró desde la Copa a su presente en el Zaragoza con más fuerza que nadie.