- Una redacción que permite dos interpretaciones
- Vuelve el debate en el feminismo
- Giro de 180 grados en el Ministerio de Igualdad
- Enfado en un sector del PSOE por haber aprobado la enmienda
El Ministerio de Igualdad no va reformar la ley trans para impedir que las mujeres que han cambiado de sexo compitan en deportes de categoría femenina. Siguiendo esta misma doctrina, la dirección del Partido Socialista también pincha el globo y asegura que la enmienda introducida en la ponencia política del 41 Congreso Federal del pasado fin de semana no afecta a las personas trans.
“Ninguna persona de sexo masculino pueda participar en las categorías destinadas a mujeres”, reza el apartado referido a esta cuestión. Una redacción que ha desatado una tormenta dentro del PSOE y ha reavivado el choque entre las feministas. Mientras las consideradas ‘clásicas’ aseguran que esta disposición supone impedir que las mujeres trans participen en competiciones deportivas femeninas, Ferraz lo niega.
Una redacción que permite dos interpretaciones
La redacción de la enmienda que aprobó el PSOE en el Congreso Federal es tan vaga que permite a ambos grupos insistir en el significado más acorde a sus ideales. El sector clásico asegura que dicho añadido busca que las mujeres trans no participen en competiciones femeninas, porque, según su definición, las mujeres tras no son mujeres, siguen siendo hombres, y por ello, la disposición impide su participación en dichos eventos deportivos.
“No existe otro sexo que no sea el biológico, no existe el sexo sentido (…) Lo que planteamos las feministas socialistas (…) es que los varones no pueden competir en las competiciones deportivas femeninas. Las Olimpiadas lo pusieron de frente, que la superioridad física está ahí”, afirma Sonia Lamas, secretaria de Igualdad del PSOE de Madrid, en declaraciones a El País.
“El feminismo ha vuelto a tomar su puesto en el PSOE Hemos ganado. Esa es la valoración. Hemos desterrado el lenguaje queer. Hemos frenado su agenda de explotación”, ha celebrado Amelia Valcárcel, otra de las referentes del feminismo en las filas clásicas del socialismo.
Pero para la otra corriente, las mujeres trans sí son mujeres y sostienen que la enmienda solamente se limita a decir una obviedad, y no afecta a quienes sí han cambiado de sexo correctamente en el registro civil. Así lo defiende la dirección del PSOE. Ferraz se postula nítidamente en contra de las feministas clásicas:
“Esto en ningún caso afecta a las personas trans, porque las personas trans que tienen correctamente hecho su cambio registral de sexo son consideradas en este caso una mujer trans”, ha explicado Víctor Gutiérrez, secretario de LGTBI del PSOE, y ha añadido: “Las mujeres trans son mujeres, los hombres trans son hombres”.
Vuelve el debate en el feminismo
La ley trans precipitó un debate en el seno del feminismo que llevaba años cocinándose. La norma permite la autodeterminación de género a partir de los 16 años. Todas las personas que quisiesen cambiarse de sexo en el registro civil pueden hacerlo sin avales médicos ni judiciales. Basta con la mera voluntad de la persona.
El feminismo clásico —representado en el PSOE por figuras como la exvicepresidenta Carmen Calvo— considera que solo existe el sexo biológico y, por tanto, las mujeres transexuales siguen siendo hombres. Para este sector, permitirles cambiar de sexo vulnera los derechos de las mujeres.
Mientras que la otra rama del feminismo, a cuya corriente pertenece la exministra de Igualdad, Irene Montero, asegura que las mujeres trans sí son mujeres, y deben gozar del mismo trato, por ejemplo, en las competiciones deportivas.
Giro de 180 grados en el Ministerio de Igualdad
Tras la etapa de Irene Montero en el Ministerio de Igualdad, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tuvo claro que el departamento debía volver a manos socialistas. La ley del ‘solo sí es sí’, que redujo —por error— las penas a centenares condenados por agresión sexual, fue la gota que colmó el vaso de una gestión que en Ferraz calificaban, como poco, de ruidosa.
La cúpula socialista se mostró consciente, tras la investidura, de que en los últimos años se había despertado una ola reaccionaria al feminismo y a las políticas impulsadas por Montero. Y, principalmente, a la forma de desarrollar y exponer sus ideas. Por eso nombró a Ana Redondo como nueva titular de esta cartera, pero el nombramiento conllevaba un cambio de política.
Las feministas tradicionalmente cercanas al socialismo no ven con buenos ojos las teorías queer. Difieren en muchos enfoques, pero principalmente en dos: defienden que el sexo es biológico, no cuestión de cómo se sienta una persona, y abogan por abolir —no regular— la prostitución.
Este giro de timón supone pasar de una corriente feminista a su contraria, mucho más dura con la legislación en favor de las personas transexuales. Y esta es una posición que incomoda en todo el PSOE y también en la cúpula.
Mientras se ha querido retomar el Ministerio de Igualdad, se ha puesto en manos del sector más clásico del partido. No en vano, la primera gran polémica de Igualdad fue el nombramiento de Isabel García como directora del Instituto de la Mujer. Calificó la ‘ley trans’ como una estrategia del “lobby” o “dictadura queer” y aseguró que “las mujeres trans no existen”.
Sin embargo, en el PSOE tampoco quieren que estas propuestas lleguen al Ministerio, de ahí que la cartera de Redondo no vaya a modificar la ley trans, pese a pertenecer al sector más crítico con la norma y el movimiento queer.
Enfado en un sector del PSOE por haber aprobado la enmienda
Fuentes socialistas explican que la aprobación de la enmienda que ha desatado la polémica en el 41 Congreso Federal parte de que este sector del feminismo está muy movilizado y organizado dentro del partido, por eso ganaron la votación. Pero este episodio, a su vez, ha levantado muchas ampollas en las filas socialistas. Principalmente, en Gutiérrez, cuyas teorías se alejan bastante de no considerar mujeres y hombres a las personas transexuales.
Este sector denuncia que las posiciones que defienden las feministas clásicas apenas distan de las promovidas por Vox: ambos sostienen que las personas transexuales tienen el sexo con el que nacen.
El PSOE escenifica, una vez más, las heridas que ha dejado en el feminismo el choque entre estas dos corrientes. Un problema que no se resolverá a corto plazo porque el feminismo clásico anida en el seno del PSOE, aunque cada vez vaya ganando más peso la inclusión de teorías queer dentro del movimiento por los derechos de las mujeres.