Se mantiene la tensión política en Francia ante una posible moción de censura al Gobierno del primer ministro, Michel Barnier, si no se alcanza un acuerdo sobre los Presupuestos para 2025. El partido de Marine Le Pen ha condicionado su apoyo a la obtención de nuevas concesiones.
A partir de este lunes, la Asamblea Nacional examinará el texto de los Presupuestos presentados para el año que viene. Si supera el examen, el Gobierno tendrá que enfrentarse a otro justo antes de Navidad, cuando está previsto el voto de las cuentas públicas nacionales.
El problema viene si no se consigue. En este caso, Barnier podría tirar de un recurso constitucional con el que se permite aprobarlos sin contar con el voto de la Asamblea Nacional.
Pero la oposición ya ha mandado un aviso: no apoyarán los Presupuestos y, además, presentarán una moción de censura.
En caso de salir adelante, supondría la muerte del Gobierno de Barnier, ya que las posibilidades de que se presente y salga adelante aumentan. Y para sobrevivir a la votación, Barnier necesita que Agrupamiento Nacional (RN) se abstenga, puesto que, de lo contrario, tanto su Gobierno y como el proyecto de ley de Presupuestos podrían caer.
Ante el ultimátum de la extrema derecha, el ministro de Finanzas francés, Antoine Armand, aseguraba este sábado que el Presupuesto aún podía mejorarse.
Sin embargo, este domingo, los líderes del partido de extrema derecha dijeron que el Gobierno había rechazado sus pedidos de más concesiones presupuestarias y le ha dado hasta este lunes para acceder a sus demandas de realizar más cambios en las cuentas públicas.
Si finalmente el primer ministro no accede a estas exigencia, el partido de Marine Le Pen podría activar este mismo lunes el mecanismo para la moción de censura.
Con este panorama, el Cac francés es el peor índice europeo en la sesión bursátil de este lunes, con caídas que rondan el 0,9%. «El farolillo rojo en bonos sigue siendo Francia donde la inestabilidad política y las dudas sobre su capacidad de reconducir el déficit ha llevado a su prima de riesgo hasta máximos no vistos desde la crisis financiera de 2012», comentan en Bankinter.