Ni los líderes políticos ni los representantes sindicales han conseguido hacerle sombra. Jeremy Clarkson, uno de los rostros más populares de la televisión en el Reino Unido, se ha alzado como el portavoz extraoficial de los agricultores británicos en un momento de máxima tensión con el Gobierno laborista del primer ministro, Keir Starmer, quien ha anunciado un nuevo impuesto de sucesiones sobre las propiedades agrícolas a partir de 2026. La tensión entre los agricultores y el Ejecutivo quedó patente en la manifestación celebrada la semana pasada frente a Downing Street, en la que Clarkson acaparó gran parte de los focos y en la que pronunció un encendido discurso en defensa de los propietarios de terrenos rurales.
Clarkson se hizo famoso en el Reino Unido a mediados de la década de los 90, cuando se incorporó como presentador al programa automovilístico ‘Top Gear’ de la BBC. Él mismo impulsó una versión renovada de este mismo espacio a principios de los 2000, un formato que se exportó a decenas de países en todo el mundo y que se mantuvo en la parrilla de la televisión pública británica durante más de una década. Sin embargo, las polémicas protagonizadas por Clarkson, incluidos algunos comentarios racistas durante las grabaciones o el uso de un coche en un rodaje en Argentina con la matrícula H982 FKL –en referencia a la victoria del Reino Unido en la guerra de las Malvinas– provocaron la cancelación del programa en 2015.
Por aquel entonces el presentador ya tenía una relación estrecha con el mundo rural a través de una propiedad agrícola de 400 hectáreas que adquirió en la idílica zona de los Cotswolds, en el centro oeste de Inglaterra. Una propiedad que decidió explotar él mismo a partir de 2019 y que dio pie al programa ‘Clarkson’s Farm’, cuya emisión comenzó en 2021 en Prime Video y en el que el presentador muestra las dificultades a las que se enfrenta a diario como dueño de una explotación agrícola. «Las carísimas ovejas las está cuidando ahora un ganadero al final de la carretera. Yo pongo la maquinaria y las ovejas, él pone el trabajo y repartimos las pérdidas», afirma con ironía en uno de los capítulos de la serie.
Abultado patrimonio
La escasa rentabilidad de la granja le llevó a bautizarla como ‘Diddly Squat’, una expresión informal para referirse a ‘muy poco’ o ‘nada’. Pero a pesar de que su primer año como agricultor apenas le dio un beneficio de 144 libras esterlinas, según reconoce él mismo en el programa, la explotación agrícola está resultando ser mucho más rentable con el paso de los años. El éxito del ‘reality’ –se ha convertido en la serie original más vista de Prime Video en el Reino Unido– le ha reportado cuantiosos ingresos que, sumados al éxito de sus programas anteriores y a su rol como presentador en el concurso ‘¿Quién quiere ser millonario?’, han elevado su fortuna hasta los 55 millones de libras (66 millones de euros), según la prensa británica.
El propio Clarkson reconoció en 2021 que el motivo principal detrás de la compra de la propiedad agrícola era reducir la cantidad de impuestos a los que estaba sujeto su patrimonio. En aquel momento este tipo de propiedades estaban exentas del pago del impuesto de sucesiones, una diferencia sustancial frente al 20% que deberán abonar a partir de ahora los herederos de terrenos agrícolas valorados en más de un millón de libras esterlinas (1,2 millones de euros). Preguntado por esta cuestión en la manifestación de este martes, Clarkson aseguró que el motivo real de la compra no fue eludir el pago de impuestos, sino poder cazar faisanes.
Críticas a los políticos
Más allá de cuáles sean los verdaderos motivos detrás de la adquisición de su propiedad agrícola, el presentador se ha alzado como una de las voces más representativas del sector en los últimos años. Sus críticas veladas contra los sucesivos gobiernos –tanto conservadores como laboristas– por la falta de claridad en los cambios de regulaciones y por la escasez de ayudas tras el Brexit le han hecho ganarse el respeto de sus ‘colegas’ de profesión, aunque él mismo esté lejos de ser un agricultor al uso.
Este discurso contra el ‘establishment’ ha sido aplaudido por conocidos representantes de la extrema derecha y por los sectores más conservadores de la sociedad británica, que incluso han abierto la puerta a su participación en la política activa. «Con el éxito de los no políticos como Donald Trump y el auge de los movimientos ‘outsider’, nunca ha parecido mejor momento para que Clarkson dé el paso», señalaba el columnista Philip Patrick en un artículo publicado esta semana en la revista conservadora ‘The Spectator’. Por ahora, Clarkson parece más cómodo lanzando sus proclamas a través de su exitosa serie televisiva, la cual le está reportando unos ingresos significativamente más cuantiosos que el de un diputado raso en la Cámara de los Comunes.