Elisa Mouliaá ha visitado este miércoles el plató de ‘TardeAR’ para ofrecer su primera entrevista tras la denuncia que presentó contra Íñigo Errejón por agresión sexual. Durante su intervención, la actriz relató su versión de los hechos, detalló el motivo que la llevó a denunciar años después de lo ocurrido y habló sobre las consecuencias que ha enfrentado desde que decidió dar el paso.

“Me lo hubiera pensado dos veces. Quizás hubiera tomado la decisión de ir a comisaría de forma discreta y no hacerlo público”, confesaba Mouliaá al ser preguntada si habría denunciado de nuevo tras todo lo sucedido. Aún así, afirmó estar orgullosa de su decisión: “Fue fruto de un impulso que me salió de dentro para ayudar”. La actriz denunció sentirse “linchada” públicamente: “Estoy recibiendo insultos constantes, gente que no te cree, que te pone en cuestión por querer fama. Aun así, estoy recibiendo muchísimo calor y apoyo de muchas mujeres y hombres también”.

En su relato, Mouliaá explicó cómo vivió la noche en la que coincidió con Errejón, a quien conoció por primera vez en aquella ocasión: “Me dijo que me daba tres normas: no alejarme de él, que si lo hacía no fuera a más de 20 metros y que volviera al minuto, y la tercera, que me iba a dar un beso”. Según la actriz, lo que siguió fue una experiencia “muy desagradable”. Mouliáa comentaba que “me llevó a la cama, me empujó, se sacó todo… Me sentí como si estuviera mirando mi cuerpo como un objeto”. La actriz aseguró que logró detener la situación imponiéndose: “Me tuve que imponer, le empujé para que parara. Solo sí es sí. Paró, se sentó y estuvimos como mirando al frente. Con 20 añitos me hubiera violado”.

Mouliaá también reflexionó sobre las dificultades que enfrentan las víctimas al denunciar este tipo de delitos: “Dar el paso es muy difícil. Hay un peso económico que no pueden sostener la mayoría. Un abogado de oficio contra un personaje como el que nos encontramos probablemente no sirva”. Pese a todo, la actriz espera que más posibles víctimas de Errejón denuncien, aunque reconoce que su experiencia pública podría ser “contraproducente” y “asustar” a otras afectadas. Según reveló, ha hablado con “seis de ellas”: “Tengo la esperanza de que más víctimas den el paso”.

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