“Con ganas de ir a Sevilla”. Así están en la federación socialista en Cantabria. El partido se ha visto envuelto en las últimas semanas en tensiones internas que preludian lo que se vivirá tras el Congreso Federal fijado para entre el 19 de noviembre y el 1 de diciembre en Sevilla.
Después del cónclave federal comienza el goteo de los congresos regionales. En Cantabria, la dirección que encabeza Pablo Zuloaga todavía no ha fijado el calendario para su congreso regional, aunque se prevé “para primavera”.
Será para entonces cuando la corriente crítica con Zuloaga, que lidera el diputado Pedro Casares junto con -entre otros- la alcaldesa de Castro Urdiales, Susana Herrán, intentará hacerse con el control del partido. El actual secretario de Economía y Transformación Digital del PSOE ha informado de sus intenciones a la cúpula socialista, de la que forma parte desde el 40 Congreso Federal celebrado en Valencia. Aunque él sigue sin despejar la incóginita públicamente de si disputará el liderazgo a Zuloaga, Casares sí afirma dirctamente que el partido necesita “un impulso” y que su actual secretario general debería de hacer una “profunda” reflexión sobre los resultados de las elecciones en los que la militancia eligió a los 19 delegados cántabros para el congreso federal de final de mes.
Después de las elecciones de mayo de 2023 que apearon al PSOE del Ejecutivo cántabro, donde eran el socio minoritario del Gobierno que presidía Miguel Ángel Revilla, la corriente crítica con la gestión de Zuloaga consideró que era el momento para renovar el proyecto.
Una pugna por el liderazgo del partido regional que se había postergado por el hecho de estar en el Gobierno. Pero ahora en la oposición y después de la pérdida de poder local con la salida de varios alcaldes, los críticos entendían que tocaba “mover” el partido. Años atrás no habia hecho, dicen, por la “irresponsabilidad” de “romper” el partido estando en el Gobierno, pero ahora “es el momento para fortalecer la estructura.”
Y en eso han estado trabajando hasta que llegó la convocatoria del Congreso Federal y tocaba elaborar el listado de los delegados que irán a Sevilla. Vieron la oportunidad de testar al partido y, pese a quedaron como la única federación que llevó a las urnas de los elegidos, los críticos ganaron e impusieron su criterio.
La votación –que se decantó solo por 29 votos en favor de los críticos- proyectó una federación dividida. Un reparto al 50% entre los críticos y los oficialistas pero que los primeros creen que es a su favor porque algunos que esta vez les negaron el apoyo se lo darán una vez que Casares opte por liderar el partido. También porque hay militantes que consideran que hicieron mal en contravenir la intención de Ferraz de no abrir disputas regionales hasta después de Sevilla.
Por su parte, desde la dirección que encabeza Zuloaga lamentan estos movimientos porque creen que cuando se está en la oposición toca construir una alternativa. Máxime, dicen, después de que en las elecciones autonómicas el PSOE sumó un diputado regional más y casi 10.000 votos más. Y que en las generales del 23-J, el PSOE se quedó como segunda fuerza tras el PP.
Partiendo de que las dos corrientes respaldan el proyecto que lidera Pedro Sánchez la disputa radica en cuestiones territoriales. De ahí que a los críticos se les acuse de anteponer intereses “personales” y de “fracturar el partido” porque conlleva “hacerle el caldo gordo” a la derecha.
Por eso “va a haber batalla”, vaticinan en el PSOE cántabro ahora que la sección “crítica” ha salido a la escena. “Después de la tempestad” de hace unas semanas, en la federación hay “cierta calma” hasta que pase el congreso federal. Esperando que llegue el congreso regional y se pongan sobre la mesa la verdadera disputa por la Secretaría General.
Zuloaga acude a los datos para defender su legado y apunta que la caída del voto electoral del PSOE en Santander -feudo de Pedro Casares- frente al 33% de incremento del voto en el resto de Cantabria, que se lo atribuye la dirección vigente. “El Partido Socialista en Cantabria ha visto cómo su apoyo se incrementaba un 33% mientras caía en muchos lugares, y evidentemente en Santander. Esta es una circunstancia que se tendrá que debatir en el futuro”, afirmó hace unos días Zuloaga.
La federación cántabra no había generado muchos “dolores de cabeza” a Ferraz, hasta que fueron la única que no logró una lista de consenso para el congreso federal y fue a las urnas para decidir los delegados. Ello obligó a Ferraz a tomar cierto partido ante los recursos al resultado electoral. Finalmente dictó a favor de los críticos y decantó la balanza de manera que perdió Zuloaga.
Ante las convocatorias electorales, Pedro Sánchez siempre ha guardado un hueco para visitar Santander durante la campaña electoral. Y aunque la imagen era de unidad, la federación cántabra lleva tiempo inmersa en cuitas internas. A la espera de que se fije la fecha oficial para el congreso regional, todas las partes vaticinan que en primavera habrá una reñida contienda por la Secretaría General.