Ocho bajas y un once con al menos cinco jugadores que, a priori, no están en la nómina titular en este inicio de temporada. Así se tuvo que presentar Óscar Gilsanz, afectado por las ausencias, ante un Almería al que su equipo pudo tutear y mirar a los ojos. Incluso dominar, por breves momentos, hasta que el balón parado castigó de nuevo al equipo. En esos momentos de reconocerse a sí mismo, el Dépor fue menos vertical de lo que acostumbra y encontró por dentro la forma de avanzar. Con un cuadrado formado por Villares y Mario en la base y Hugo y Herrera entre líneas. El de Oroso, acercándose a los pivotes, mientras que el canario puso la marcha extra. El único que, en los momentos de apuro, logró impulsar al equipo a salir de su campo.

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