El elegido por Donald Trump para ser el fiscal general de EEUU durante la próxima legislatura dimitió como congresista el miércoles, con lo que terminó la investigación a la que la Cámara lo estaba sometiendo. Matt Gaetz estaba acusado de conducta sexual inapropiada, trata de menores y uso ilegal de drogas, así como de aceptar regalos no permitidos. En otra ocasión, estuvo acusado de tener sexo con menores, pero esa línea no llegó a ninguna parte porque el Departamento de Justicia no presentó cargos, al estimar que el caso era difícil de probar. El abogado de Florida también estuvo relacionado con el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, votó a favor de dar la vuelta a resultado elecciones en 2020 y es conocido por promover teorías de la conspiración… aunque en un inicio fue crítico con Trump.
Matt Gaetz no es solo una de las caras más visibles del movimiento MAGA, el de los seguidores más acérrimos de Trump. Que este haya escogido a un personaje polémico y rodeado de escándalos hace preguntarse si se trata de un farol, de una manera de distraer y acaparar de nuevo el debate, no está claro con qué fin. Si su nombramiento sale adelante -lo tiene que ratificar el Senado-, uno de los congresistas más críticos con el Departamento de Justicia y el FBI pasará a estar al frente de ambos, protagonizando el nombramiento más sorprendente de todos los que Trump ha comunicado. Sus críticos lo entienden como un movimiento provocativo en un momento de búsqueda de venganza contra quienes han ido a por él por la vía judicial, y también con el que busca que no vuelva a sucederle lo mismo que en la anterior legislatura.
Precisamente en el propio comunicado del anuncio, el presidente electo dejó claro que el trabajo de Gaetz será acabar con «la corrupción sistemática del Departamento de Justicia y devolverlo a su misión original de luchar contra el crimen». No hay que olvidar que Trump piensa que es inocente de todos los crímenes de los que se le acusa. Con Gaetz, se garantiza tener en la fiscalía a alguien que no va a oponerse a sus órdenes, al contrario de lo que sucedió en 2020, cuando el fiscal William P. Barr tuvo varios encontronazos con Trump al mantener que no había pruebas de fraude en las elecciones de 2020. Barr terminó dimitiendo.
Trump no se encontrará ese tipo de problemas con Gaetz, pero podría encontrarse con otros. El ya excongresista ha chocado en numerosas ocasiones con los líderes de su partido y, entre otros, orquestó la salida del speaker republicano Kevin McCarthy. Pero su nombramiento sobre todo dependerá de si ve o no la luz el informe interno que podría confirmar confirma las acusaciones de tráfico de personas y abuso sexual contra él.
La investigación de 2020, que duró tres años, buscaba descubrir si Gaetz había pagado a una chica de 18 años para tener sexo con ella y llevársela a sus viajes, pero terminó cerrándose porque el Departamento de Justicia consideró que no era viable elevar los cargos. Ahora, el Comité de Ética del Congreso lo estaba investigando y tenía previsto publicar el informe sobre su actividad este viernes, pero la cita ha sido cancelada porque si Gaetz ya no es trabajador del Capitolio la cámara no tiene potestad para hacer ningún informe sobre él. Sin embargo, está por ver si el documento puede llegar a ver la luz.
Incluso los propios republicanos describen al congresista como una «bola de demolición», ese término que los americanos usan para designar a alguien que puede acabar con todo, en su caso porque está rodeado de escándalos y enfrentamientos con miembros de su propio partido. Su caso recuerda al de George Santos, el congresista republicano que fue expulsado de la cámara después de que el mismo comité que investiga al posible fiscal general probase que había violado las normas de la cámara.
¿Puede Gaetz llegar a fiscal general?
Si Gaetz llegará a fiscal general o no es algo que depende enteramente del Senado. En Estados Unidos, la Cámara Alta tiene que ratificar los nombramientos de todos los integrantes del gabinete del presidente y no existe una disciplina de voto tan rígida como en España, pero a los congresistas tampoco les será sencillo tumbar los nombramientos de varios de los elegidos por Trump. Los representantes deberán valorar a quién se oponen, qué consecuencias puede tener y también quién puede llegar en sustitución de aquellos nombramientos que revoquen.
Varios senadores republicanos ya han asegurado que seguirán de cerca las acusaciones contra Gaetz, y mantienen que quieren conocer el resultado de la investigación de la cámara, así como cualquier información que salga del control que llevará a cabo el FBI sobre el elegido, como hace con todos los candidatos a miembros del gabinete. En este sentido se han manifestado Kevin Cramer (Dakota del Norte), Markwayne Mullin (Oklahoma), John Cornyn (Texas), Susan Collins (Maine), Thom Tillis (Carolina del Norte) y Dick Durbin (Illinois), todos senadores republicanos, ha publicado el Washington Post. Otros han trasladado a Trump estas preocupaciones, aseguran.
La sensación es que el exrepresentante lo va a tener difícil para llegar a fiscal general, y que el Partido puede hacerse daño por el camino, tanto si el famoso informe se publica como si no. Precisamente para eso existen las ratificaciones de la Cámara Alta, recuerdan algunos, para analizar los nombramientos y vetarlos si es necesario. Por eso mismo también podrían tenerlo difícil para ser ratificados el antivacunas Robert F. Kennedy, seleccionado para ponerse al frente de la sanidad estadounidense, y Tulsi Gabbard, una excongresista demócrata prorrusa y sin experiencia en inteligencia que ha sido seleccionada para liderar todos los servicios del país de dicho ámbito, o incluso el presentador de la Fox Pete Hegseth, nombrado secretario de Defensa y también salpicado por un escándalo sexual.