Quizá sea el momento de que escojan, «de una vez y para siempre», si quieren asistencia sanitaria pública o privada. Es el mensaje que, a modo de reflexión, ha lanzado el Gobierno al 1,5 millones de personas que, desde hace poco más de dos semanas, se mantienen en vilo por MUFACE. Son funcionarios y sus familias (beneficiarios) que, en unos días frenéticos, han asistido al abandono de las tres aseguradoras que forman parte del modelo (DKV, ASISA y Adeslas) y han dejado desierto el concierto de los dos próximos años; a manifestaciones en las calles de los sindicatos y a batallas políticas a costa de su atención médica. MUFACE está en todos los corrillos y su futuro inmediato sigue siendo una incógnita.

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