«Era desesperante, tanto para el que llamaba como para nosotros, no dábamos abasto para atender todo, no se puede comparar con otra situación, fue caótico». Así describe uno de los trabajadores del 112 su jornada en el Centro de Emergencias de la Generalitat el día de la DANA, el 29 de octubre. Su función: atender los avisos que llegaban en forma de llamada, tomar nota de la máxima información y dar parte como se hace habitualmente. Aunque la magnitud, tanto por gravedad como por el número de incidencias, no era la de un día normal. 

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