La excongresista demócrata escogida por Donald Trump para dirigir los servicios de Inteligencia de EEUU Tulsi Gabbard ha hecho saltar todas las alarmas por su poca preparación para el cargo, sus cambios de opinión y, sobre todo, por sus vínculos con Siria y Rusia. La frase “es una amenaza para la seguridad de EEUU” es la más citada por representantes, expertos y otros entrevistados por todo tipo de medios de comunicación nacionales, voces que temen que aliados de Estados Unidos rechacen compartir inteligencia con el país si ella está al frente.
«No solo no está bien preparada y poco cualificada para el puesto sino que saca rédito de las teorías de la conspiración y se pega a dictadores como Bashar Asad y Vladimir Putin», ha lamentado la congresista republicana por Virginia Abigail Spanberger, que también trabajó contra el terrorismo en la CIA. No es la única miembro del partido que no entiende cómo Trump ha podido escoger a una coronel del ejército no solo sin ninguna experiencia en inteligencia y dirigiendo equipos, sino con un historial que la revela como una persona incoherente, prorrusa, dependiendo del momento, “tanto de extrema izquierda como de extrema derecha”.
Gabbard no ha tenido un papel demasiado relevante en esta campaña, tampoco es de las personas más cercanas a Trump. En el caso de Robert F. Kennedy Jr., elegido por Trump para dirigir la sanidad del país, parece evidente que el presidente electo le prometió un cargo en su gabinete a cambio de que abandonase la carrera presidencial y lo apoyase, pero este no parece el mismo caso. Una posibilidad es que Trump la haya escogido solo para ver cómo el Senado rechaza su nombramiento, como también podría suceder con Matt Gaetz, el congresista rodeado de escándalos que ha sido anunciado fiscal general, o con el propio Kennedy, un antivacunas que se ha enfrentado en diferentes ocasiones a las recomendaciones de la sanidad pública estadounidense, por ejemplo al promover que se beba leche cruda o que no se le ponga flúor al agua.
Uno de los momentos más conocidos del currículum de Gabbard es cuando decidió atacar a Estados Unidos por, en su opinión, financiar laboratorios de armas biológicas en Ucrania. Así lo contó en un vídeo que publicó en su cuenta de Twitter -ahora, X-, que a día de hoy sigue estando disponible. La entonces política demócrata contribuyó a esparcir un bulo promovido por Rusia que decía que Estados Unidos tenía, en secreto, armas biológicas en el país que acababa de invadir Putin, lo que justificaba el ataque ruso. El vídeo puede consultarse aquí debajo. A continuación, una transcripción de su contenido.
«Estos son los hechos innegables. Hay entre 25 y 30 laboratorios biológicos financiados por EEUU en Ucrania. Según el gobierno de EEUU, estos laboratorios están llevando a cabo investigaciones en patógenos peligrosos», decía la política, que entonces ya no era congresista pero seguía en el Partido Demócrata. «Ucrania es una zona de guerra activa con bombardeos, artillería y estas instalaciones incluso en las mejores circunstancias podrían verse comprometidas y terminar liberando estos patógenos mortales. Y como el COVID, estos patógenos no conocen las fronteras. Si se liberan, ya sea por accidente o a propósito, se esparcirán rápidamente por toda Europa, EEUU y el resto del mundo provocando muchísima muerte sufrimiento».
«Para proteger a los americanos, europeos y gente de todo el mundo [los laboratorios] tienen que ser cerrados inmediatamente y los patógenos tienen que ser destruidos. En lugar de intentar taparlo, la Administración Biden-Harris tiene que trabajar con Rusia, Ucrania, la OTAN, la ONU para implementar inmediatamente un alto al fuego en las inmediaciones de estos laboratorios hasta conseguir asegurarlos y destruir estos patógenos. Además, EEUU financia alrededor de 300 laboratorios biológicos en todo el mundo que están llevando a cabo investigaciones peligrosas, como la del laboratorio de Wuhan que podría haber originado el Covid. Después de habernos dado cuenta de cómo de peligrosos son estos laboratorios, deberían haber sido cerrados hace dos años, pero no ha sido así. Esto no es un asunto político. La Administración y el Congreso tienen que actuar ahora por el bien de todos los americanos, de todas las personas de este planeta», clamaba.
El bulo de que Estados Unidos fabrica armas biológicas en secreto en Ucrania ha sido ampliamente desmentido, pero Rusia ha insistido en esparcirlo. El desarrollo y uso de armas biológicas o virus está prohibido desde 1975 y el país de Putin fue el primero en asegurar que se estaba incumpliendo, pero no ha aportado datos que corroboren sus acusaciones. No obstante, ha sido suficiente para justificar la invasión de Ucrania y desviar parte de la culpa a EEUU y la OTAN.
Viaje a Siria y críticas a Trump
La política también ha sido criticada por hacer apología del Gobierno del sirio Basar Al Asad, al que visitó en 2017, cuando era congresista por Hawaii. Es habitual que los representantes estadounidenses acudan a países extranjeros, pero no lo es que acudan a encontrarse con dictadores acusados de la muerte de cientos de miles de civiles. En el marco de ese mismo viaje, Gabbard criticó a Trump, acusándolo de mentiroso e hipócrita por lo que estaba haciendo en Siria. Lamentó que EEUU, entonces a cargo de Trump, lanzase 59 misiles a una base siria, en un intento que según el Pentágono buscaba mermar al régimen de Bashar Asad y que dejase de atacar a su propio pueblo.
Gabbard mantenía que la paz en Siria solo sería posible si la comunidad internacional se sentaba a hablar con su líder. Tras su encuentro con el dictador, Gabbard promulgó que su intención era conseguir la paz y aseguró que era el tema que habían tratado en su encuentro. Este episodio protagonizó las primarias demócratas a las que se presentó con el ánimo de ser la candidata del partido a presidenta del país, y entonces fue acusada de protagonizar un escándalo y de rechazar reconocer loos crímenes de Asad, lo que para muchos habla de sus posiciones políticas.
Como directora de la inteligencia nacional, una oficina creada después de los atentados del 11 de septiembre para solventar la falta de coordinación entre agencias de inteligencia del país, Gabbard estaría al frente de 18 agencias de espionaje estadounidenses, incluyendo la CIA.