La ciudad de Gandia, y en especial aquellas zonas que constituyen núcleos históricos, está llena de viviendas abandonadas, algunas incluso en estado de semirruina, que se aprecian perfectamente cuando se recorren esas calles. Y es en episodios de fuertes lluvias o de otros fenómenos meteorológicos adversos, como el viento, cuando surgen los problemas en forma de desprendimientos que acaban en la calle.
Solo en estas tres últimas semanas de precipitaciones intensas esa realidad se ha hecho más que evidente. El pasado 29 de noviembre, el mismo día de la tragedia de la rambla del Poyo, se desprendía parte de la cornisa de un viejo y abandonado edificio frente al Palau Ducal. El ayuntamiento tuvo que intervenir y ordenó su demolición y poder reabrir la calle.
Una semana antes, también tras una noche lluviosa, se hundió el techo de unas antiguas naves en la calle Alzira, junto a la muralla del siglo XVI, lo que obliga, todavía hoy, a restringir el paso de viandantes por la acera ante el riesgo de que se produzcan desprendimientos a la vía pública.
Y este mismo miércoles, probablemente debido a la humedad acumulada, se desplomó parte de una vieja vivienda en la calle de Sant Salvador, en el núcleo histórico del Raval, lo que también obliga a acordonar la fachada para que no se acerquen transeúntes.
Administraciones implicadas
El problema no es puntual, sino que se repite con cierta frecuencia en Gandia, y responde a ese abandono en el que se encuentran muchos inmuebles de la ciudad, generalmente sin residentes, sin que los propietarios se interesen ni por rehabilitarlos ni por venderlos.
El problema, que no solo es por riesgo de accidentes sino también por imagen y por deterioro urbano, compete a dos administraciones, la de la Generalitat y la municipal. Por una parte, existe una normativa autonómica que obliga a todos los propietarios a realizar una inspección técnica para todos los edificios de más de 50 años. En eso Gandia va más adelantada que otras ciudades valencianas, pero aun así, y como resulta evidente, son muchos los inmuebles que no disponen de ese documento.
El ayuntamiento, por su parte, actúa inmediatamente cuando tiene conocimiento de situaciones de riesgo, requiriendo a los propietarios a actuar sin demora. Esas órdenes se trasladan bien cuando un técnico ha observado los desperfectos o bien cuando se reciben advertencias por parte de vecinos.
Los vecinos advierten
No son pocos los vecinos de Gandia que observan esos edificios, antiguos o modernos, en los que se producen situaciones de riesgo que conviene abordar para evitar accidentes. En algunos casos optan por llamar directamente al ayuntamiento, pero, como todo en esta era, las redes sociales señalan casos que requieren una actuación urgente. En el día de ayer, sin ir más lejos, se alertaba sobre una finca de la calle Perú que recientemente recibió una notificación del ayuntamiento para reparar desconchados en la fachada. Efectivamente la comunidad de propietarios ya está actuando.