Galicia es una tierra de agua dulce, con más de 10.000 ríos que recorren su orografía como si de venas y arterias se tratase, esquivando la escarpada geografía local. Salvo excepciones, Galicia no es una comunidad autónoma conocida por sus llanuras, con montañas que la recorren de palmo a palmo.
No es raro entonces que en nuestra tierra tengamos una variedad de cascadas que, aunque no sean gigantescas como las cataratas del Niágara, no tienen menos encanto. Estas son algunas de las “fervenzas” que se pueden encontrar a poca distancia de Santiago con las que relajarte y escuchar el agua rodeado de naturaleza.
Fervenza de Rubio o de Vigo
No, no hablamos de la ciudad olívica, sino de un lugar mucho más cercano: la parroquia de Vigo, en el Concello de Boqueixón, que está situada a menos de 15 minutos de Compostela.
En la aldea de Rubio está la pequeña cascada, de unos cinco metros de alto, a la que se le conoce bien por el nombre de la aldea o de la parroquia. Pertenece al río Saramo, que también alimenta otra cascada de la que hablaremos a continuación. Está rodeada de eucaliptos, con alguna flora local aún presente.
El Concello de Boqueixón asegura que la fuerza del agua de la cascada alimentaba el primer generador de luz del municipio, pero no se conocen restos de estas instalaciones.
Fervenza do Pereiro
En la parroquia de San Fins de Sales, en Vedra –a unos 15 minutos en coche de Santiago–, se encuentra esta cascada que está formada por el río Saramo, y que adelantábamos antes. Aunque se denomina Pereiro tanto el río como la cascada, geográficamente es el Saramo el que la forma, convirtiéndose en el Pereiro más abajo cuando se mezcla con el Rego do Foxo.
Su forma es muy curiosa, cayendo dos grandes chorros de agua que se unen en un punto central por un desnivel rocoso de diez metros de altura. En sus inmediaciones podemos ver los restos de un molino, el Muíño da Serra, que podría haber sido un aserradero. En el lecho del río vemos algunas partes del mismo, como la “moa”.
Fervenza do Rexedoiro o de Ínsua
Nos desplazamos hacia el noroeste de la capital gallega para irnos al Val do Dubra, donde se encuentra esta cascada también conocida como Fervenza de Ínsua-Gontar, ya que el Rego do Porto do Nabo, que las forma, transcurre por ambas poblaciones. Otro nombre por la que se le conoce es Pinchón do Castro.
Esta preciosa cascada se encuentra a algo más de 20 minutos de Santiago, y cuenta con un pequeño camino vallado hacia la misma. En ese punto, el río se estrecha formando una cascada en dos tramos, rodeada de alisos y robles que forman un bosque autóctono que añade a la belleza del lugar.
Fervenzas de Toxosoutos
Hacia el oeste, en dirección Noia, muy cerca de la AC-543 –a más o menos 20 minutos de la capital gallega– se encuentra un doble regalo: dos cascadas en una en el concello de Lousame. El río San Xusto se encaja en un valle y sortea un desnivel de 100 metros durante un kilómetro que da lugar a las dos cascadas de Toxosoutos.
En sus inmediaciones se encuentra el Monasterio de Toxosoutos, digno de visita por sí solo, dónde podemos aparcar el coche y subir por un sendero para ver la primera de las cascadas a unos 100 metros. Más arriba, tras cruzar por un puente de madera, nos encontraremos la segunda “fervenza” y las pozas que se forman a su final.
Fervenza de Mince
Para terminar, nos vamos hacia el este, al concello de Touro, donde a unos poco más de 20 minutos de Santiago podemos encontrar la cascada de Mince, en la aldea del mismo nombre perteneciente a la parroquia de Prevediños. Allí también se localiza el Pazo de Mince, una casa rural que data del siglo XVII.
Cerca de este pazo pasa el Rego de Vilapedre o Prevediños, que nace junto al aeropuerto de Lavacolla y desemboca en el río Ulla. Al pasar por Mince, el rego salta una pared de roca de 5 metros de alto, formando la cascada, a la que podemos acceder por un camino junto a la carretera de la aldea.