Utilizar la teoría del vaso medio lleno o medio vacío para valorar el inicio de temporada del Real Madrid de basket empieza a ser tramposo. El equipo no carbura, y el invicto hasta el momento en el Wizink no esconde el rendimiento tan y tan pobre de un equipo que, anoche, sumó en Milán la séptima derrota en ocho partidos como visitante en lo que va de curso, tras caer ante Olimpia Milano por un maquillado 85-76 en un partido muy ‘normalito’ de Nikola Mirotic, que se quedó en nueve puntos.
No les hizo falta a los de Ettore Messina contar con una versión top de su jugador franquicia. Delante, un Real Madrid desdibujado, con otra noche terrorífica desde el triple (8/30), y el peligro de la imagen dada, la de una anticompetitividad, falta de energía y bajada de brazos impropia de un equipo como el Madrid, y con lo que viene mostrando desde hace una década.
La prensa de Madrid, sin piedad
No sentó nada bien en los medios de la capital el nuevo tropiezo blanco. «El Real Madrid da pena en Milán», tituló ‘Marca’. «El Madrid, desbordado en Milán», señaló ‘AS’, o «Todo mal en Milán para el Real Madrid», indicó Noelia Gómez en su crónica para ‘Relevo’.
Los males del Madrid en este inicio de 24/25 tienen nombres y apellidos. Una pretemporada que arrancó inexplicablemente tardía, con la consiguiente derrota en la final de la Supercopa ante un Unicaja mucho más rodado, una planificación deportiva con muchas taras, confeccionando una plantilla de tan solo 13 efectivos para un equipo que se va a 90 partidos cada campaña, las lesiones, poniendo el foco en un Usman Garuba que es un auténtico ‘Expediente X’ desde que regresó a la disciplina blanca, o el exceso de bajas veteranas completado este último verano, y que anoche, en Milán, se le giraron en contra.
Poco puede hacer el Real Madrid cuando Sergio Rodríguez y Rudy Fernández anuncian su retirada. El alero balear recibió todo el cariño del Wizink en las últimas finales ACB ante UCAM Murcia, tras una trayectoria inmejorable en el club blanco, cargada de títulos. ‘Chacho’ todavía no lo tenía claro durante la disputa de la final liguera, pero tras ganarla, también se decantó por decir adiós y poner punto y final a otra carrera prácticamente inigualable.
‘Chacho’, homenajeado
En Milán, Sergio Rodríguez, que también pasó tres temporadas (2019-2022) vistiendo la camiseta de Olimpia, vivió una noche de luces y sombras: de alegría, por ver como su nombre entraba en el ‘Hall Of Fame’ del club lombardo, y de pena, al ver a sus excompañeros prácticamente arrastrándose en la pista del Unipol Forum milanés.
El ‘Chacho’ también estuvo muy atento a la actuación de un Fabien Causeur que ya entrado en el engranaje de Messina, y que tras estar algo discreto en los primeros partidos europeos de la campaña, ya anotó 20 puntos ante la Virtus en la séptima jornada, y anoche, ante su exequipo, se fue hasta los nueve puntos, cinco rebotes, tres robos y tres asistencias para 15 créditos de valoración en casi media hora de juego.
Causeur, fundamental en la victoria italiana
El entrenador italiano no dudó en sacar el máximo rendimiento del francés, que a sus 37 años, está demostrando que todavía tiene mucho baloncesto entre sus manos y energía en sus piernas, y que el Real Madrid cometió un error fatal no dándole un año más de contrato.
Una pérdida capital
Y es que, en una temporada como la actual, en la que se planteaban las importantes salidas de Rudy y ‘Chacho’, la opción más sensata y lógica hubiese pasado por alargar la vinculación de Causeur en un Real Madrid necesitado de referentes. El galo era un jugador relevante en el vestuario, con jerarquía. No todo debe ser la anotación, sino la defensa, y también esa cohesión de grupo en la que Rudy ha sido tan fundamental estos últimos cursos, ya no tan letales en pista.
Ahora, el Real Madrid tiene cinco partidos consecutivos en el Wizink ante Gran Canaria, Virtus, Anadolu Efes, Hiopos Lleida y Alba Berlín. No es el calendario más exigente, y el balance de victorias respecto a las derrotas debería ser mucho más mayor. Pero de nuevo regresa la teoría de ver el vaso medio lleno o medio vacío, de ver ‘brotes verdes’ en caso de una buena racha de resultados en casa, o de ver la realidad en un equipo que ya ha perdido más partidos que en temporadas completas del pasado.