La DANA que asoló la provincia de Valencia el pasado martes ha tenido consecuencias imprevistas y menos visibles para las personas con movilidad reducida. Muchas de ellas, pasada una semana, todavía no pueden salir de sus casas porque no tienen ascensor o rampas para hacerlo, o porque los elementos con lo que se movían, como sillas de ruedas, han quedado dañados. Para personas como Teresa, de Benetússer, y su hija Amparo, o Montse, de Picanya, la casa, ahora mismo, es una jaula. No cruzado el umbral de su vivienda desde hace una semana pero agradecen, al menos, estar vivas.

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