Cada minuto que pasa la indignación gana terreno al desconcierto en Paiporta. A juzgar por el estado de algunas de sus calles parece que el tiempo se hubiese parado en la tarde del 29 de octubre, ese día en el que el barranco del Poyo desbordó a su paso por el municipio y marcara un antes y un después en las vidas de sus vecinos. Siete días después varias calles del centro continúan prácticamente igual que el primer día, una situación que está desesperando a unos vecinos cada vez más agotados que no ven el día en que esta pesadilla llegue a su fin.

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