En uno de los extremos del lago de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, a las siete y cinco de la mañana, hay un hombre con un megáfono. “Cada autobús con 50 personas va a ir a una ubicación donde somos necesarios. Ahora mismo no sé decir dónde ni cuándo”, explica. Por el fondo llegan gritos de “no se oye”. Pero el hombre continúa: “Importante: no veo menores. Si hay algún menor de edad que no venga acompañado, por favor, no se les dejará subir; si viene con adultos, padre, madre tutor, sí”. Son las primeras instrucciones que reciben las miles de personas que hoy han acudido a la llamada de la Generalitat Valenciana y la Plataforma de Voluntariado, el día de después de que miles de personas se desplazaran de forma autoorganizada a la zona cero de la DANA.

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