Nadie sabe nada. Las encuestas en Estados Unidos arrojan un empate técnico como no se recuerda otro. Tanto en número total de votos como en los siete estados bisagra. Ese empate pone a los demócratas en peor posición de partida, porque históricamente para ganar suelen necesitar una ventaja de al menos dos puntos. Cosas de la demoscopia y del voto oculto a Donald Trump. En ese escenario, el nerviosismo domina los últimos compases de una campaña que comenzó muy arriba y ha terminado muy abajo. En un lodazal en el que cada insulto se responde con otro mayor.

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