1. Un tesoro histórico en la montaña
  2. Paseo por las calles empedradas y el sonido del río Argoza
  3. La Iglesia de Santa María
  4. La gastronomía montañesa

Bárcena Mayor, ubicada en el núcleo del Parque Natural Saja-Besaya, se destaca como uno de los caseríos más antiguos y representativos de Cantabria y de España. Este diminuto poblado, reconocido por su arquitectura tradicional y su entorno cálido, incita a los turistas a retroceder en el tiempo y a descubrir sus caminos empedrados y sus escenarios de cuento. Su importancia patrimonial y su preservación prácticamente intacta le otorgaron en 1979 el estatus de Conjunto Histórico-Artístico, un reconocimiento a su abundante historia y su hermosura.

Un tesoro histórico en la montaña

Bárcena Mayor, enmarcado por sierras y selvas, mantiene la esencia de un genuino pueblo de montaña. Sus viviendas, edificadas en sillería, exhiben la arquitectura cántabra tradicional con tejados de color rojo y muros de mampostería. Estas edificaciones, ubicadas en el corazón de la localidad y concebidas para soportar el clima montañoso, brindan una imagen encantadora que atrae a cualquier turista. Las terrazas de las casonas solariegas, repletas de geranios de colores vivos, y los soportales donde se guarda la leña, evidencian la simplicidad y el cuidado con el que se ha preservado el estilo original de la comunidad a través de los años.

El reconocimiento como Conjunto Histórico-Artístico, concedido en 1979, ha ayudado a mantener la identidad de Bárcena Mayor, impidiendo que su imagen sea modificada por la modernidad. En el mapa, Bárcena Mayor solo parece un diminuto rectángulo de viviendas, pero en su pequeño tamaño resguarda una historia de siglos y una hermosura que ha resistido el transcurso del tiempo.

Paseo por las calles empedradas y el sonido del río Argoza

 

Visitar a Bárcena Mayor es adentrarse en la serenidad de sus calles empedradas y en el susurro tranquilo del río Argoza, que atraviesa la localidad. El río acompaña a los turistas en su exploración de cada esquina, proporcionando un sentimiento de tranquilidad y de vinculación con la naturaleza. Durante el recorrido, es posible ver a artesanos locales laborando con el mimbre y la madera, lo que aporta un matiz genuino y nos hace recordar que numerosas costumbres de antaño todavía se mantienen en este sitio.

Uno de los aspectos más llamativos es el lavadero, que parece provenir de una época anterior y rememora la vida cotidiana de las generaciones anteriores. Los vecinos todavía utilizan el lavadero en ciertos momentos, y su presencia aporta un toque de melancolía a la visita. Es un emblema de la vida humilde y tradicional de Bárcena Mayor, donde los residentes se encuentran completamente en sintonía con su ambiente natural y cultural.

La Iglesia de Santa María

Dentro de las edificaciones de Bárcena Mayor sobresale la iglesia de Santa María, una construcción aparentemente sencilla, pero que oculta una joya en su interior: un retablo barroco de extraordinaria belleza. La iglesia, con su arquitectura bien conservada, invita a aquellos que la visitan a un instante de reflexión. Su reducido tamaño y su localización en el corazón del pueblo la hacen un sitio perfecto para valorar tanto la dedicación de los residentes como el compromiso con el que han mantenido su patrimonio. El retablo, caracterizado por sus adornos dorados y adornos de estilo barroco, contrasta con la sobriedad del resto de la localidad, resaltando como un emblema del valioso legado cultural de Bárcena Mayor.

La gastronomía montañesa

Además de su arquitectura y sus escenarios naturales, Bárcena Mayor es famosa por su cocina, la cual atrae a muchos turistas interesados en degustar los platos tradicionales de la zona. El cocido montañés es el protagonista en todas las mesas de los establecimientos gastronómicos de la localidad. Este platillo impactante, elaborado con alubias, berza, chorizo, morcilla y tocino, es perfecto para el clima montañoso y representa la esencia de la gastronomía cántabra: simple, nutritiva y sabrosa. Otros platillos tradicionales, como la carne de caza y los quesos hechos a mano, completan el menú y proporcionan a los comensales una experiencia gastronómica genuina e inolvidable.
 

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