En 1969 Miguel Ríos grabó con la colaboración de Waldo de los Ríos el «Himno de la alegría», una versión pop del cuarto movimiento de la célebre Novena Sinfonía de Beethoven que se convirtió en un éxito mundial. Con este tema, el músico granadino vendió siete millones de discos, logró el primer puesto en las listas de países como Estados Unidos (que lo tomaron como un himno pacifista), Reino Unido, Francia, Alemania e Italia, y conquistó también a públicos tan distintos como los de Canadá y Japón. 

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