El luchador español Ilia Topuria besa a Juan Carlos I tras vencer a Max Holloway.

¿En qué momento comenzamos a denostar el boxeo para entusiasmarnos con las artes marciales mixtas? Debo de haberme perdido en mitad de las turbulencias habidas entre esa generación que se quedó en Mike Tyson y esa otra que considera anticuado un combate de los pesos pesados en el MGM de Las Vegas y se despierta una madrugada para ver al hispanogeorgiano Topuria tumbar de dos puñetazos al aspirante al campeonato. Entre medias de una y otra época, entre Las Vegas y Abu Dhabi, para acumular tal cantidad de aficionados pasionales algo deben de haber influido los streamers, YouTube y las miles de horas de lucha libre en televisión de la WWA, aquella de Batista, John Cena y El Enterrador, que fueron preparando a las nuevas generaciones para entregarse incondicionalmente para lo que vendría después.

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