Elon Musk quiere colonizar Marte, fabricar coches autónomos e implantar chips cerebrales a humanos para dotarlos de capacidades telequinéticas. Ninguna de esas promesas es tan arriesgada como su apuesta por Donald Trump, el candidato a presidente de Estados Unidos que una vez le menospreció definiéndolo como un «maestro en decir gilipolleces». Eso fue en 2022, cuando se detestaban. Quizás sigan haciéndolo, pero ahora se necesitan. El líder republicano se juega su última oportunidad de regresar a la Casa Blanca en las elecciones del 5 de noviembre y Musk es un poderoso altavoz al que no le importa quemar dinero para impulsar su campaña. El hombre más rico del mundo, por otro lado, ansía ganar influencia política en Washington para reducir los impuestos a sus empresas y ve en una presidencia trumpista a su mejor aliado. Como él mismo confesó entre risas, «si Trump pierde, estoy jodido».

Fuente