Las casas de subastas están viviendo uno de sus peores años. Así llevan meses rumoreándose y así lo confirmaba el informe realizado por Katya Kazakina, para Morgan Stanley, hace unas semanas. Se trata del peor primer semestre (sin contar la pandemia) desde hace años con una caída que supera el 20% en ventas. Tal y como asegura Kazakina, sus ganancias fueron de 5.050 millones de dolores, muy por debajo de su semestre récord, el primero de 2014 con 8.600 millones, y también del de 2022, con 7.450.

Dos son las casas más conocidas y en las que se ve reflejada esta caída, Christie’s y Sotheby’s. La primera ha notificado que sus ventas han pasado de 2.700 millones a 2.100 de 2023 a 2024 y se agudizarían más si nos fijamos en 2022, donde alcanzaron los 3.500 millones. Por su parte, Sotheby’s ha sido la protagonista de un artículo de The Financial Times donde aseguran que sus ventas descendieron en un 25% durante este primer semestre de 2024 y sus beneficios cayeron hasta un 88%.

«En este momento el mercado está a la baja, después de la pandemia hubo momentos muy bueno y ahora los precios se han ajustado», asegura a El Independiente María Sancho-Arroyo, experta en el mercado del arte y que durante veinte años ha trabajado para la casa Sotheby’s, y autor de ¿Inversión o pasión? Una guía para navegar por el mercado del arte (Deusto). Para ella, las razones son varias. Una es ese ajuste y la otra la pescadilla que se muerde la cola. «Cuando el mercado empieza a bajar los que tienen las grandes obras de arte, si no tienen necesidad de vender, se esperan a que venga un momento mejor porque lo que la buena oferta baja y no llegamos a esas cifras tan espectaculares», añade.

Aunque, tal y cómo publicó hace unas semanas The Wall Street Journal, parece que también puede haber otra razón y es que «en el último año, los coleccionistas que ven el arte como un activo financiero se han quejado de que la subida de los tipos de interés y la inflación han encarecido la compraventa de obras de arte». «Los compradores de arte contemporáneo también han sufrido un golpe de efecto tras años de pagar precios cada vez más altos por artistas emergentes, que quizá nunca lleguen a ser rentables. Algunas galerías pequeñas, que dependen de los coleccionistas para avalar a artistas desconocidos, han cerrado, mientras que los marchantes han informado de unas ventas mediocres en las ferias de arte. Estos factores han mermado la confianza general de los coleccionistas», añaden en este artículo.

Pero Sancho-Arroyo es algo más positiva y asegura que «no ha sido una caída en picado» aunque ella se basa exclusivamente en las casas de subastas porque las galerías no dan cifras. «No sé si hemos tocado fondo pero creo sí, no ha sido como una burbuja que ha estallo pero al final dependemos mucho de Estados Unidos», explica. Porque es este país el que tira del mercado del arte. «Un 40% del valor lo hace EE.UU, un 20% China, el 18% Reino Unido…», añade y explica que los americanos «están esperando a las elecciones, de hecho las subastas grandes de Sotheby’s y Christie’s , que normalmente se celebran la primera semana de noviembre, han sido trasladadas a la tercera».

A la pregunta de cómo puede afectar la elección de un candidato u otra asegura que para el mercado del arte es casi insignificante, que lo que afecta es más la incertidumbre. «Influye poquísimo, no hay ministerio de Cultura en Estados Unidos, entonces lo que podría afectar sería la política económica de cada candidato pero tampoco demasiado porque aunque con Trump la economía va a ir mejor, sabemos que es posible que vuelva a poner sanciones a países como China, lo que afecta a las obras que vienen de allí. Kamala no lo va a hacer, y los demócratas dan más ayudas al arte, pero piensa que aquí casi todo el privado. Al final, todo es una cuestión psicológica».

Restructuración de las comisiones

Aunque, sin esperar a que llegué ese momento y viendo que el mercado iba a la baja, el pasado mes de febrero Sotheby’s decidió «reestructurar radicalmente la forma en que cobra las comisiones por las obras que subasta». Porque a la hora de vender, y comprar, una obra de arte las casas de apuestas cobraban comisión tanto al vendedor como al comprador por lo que para amenizar el mercado decidieron bajar las del primero y en algunos casos hasta eliminarlas.

«De donde sacan el dinero es del cobro de comisiones tanto al vendedor como al comprador y cada una tiene un porcentaje diferente. En general, la del primero suele ir entre el 5 o el 10% y la del segundo en torno al 20-25%», explica Sancho-Arroyo. Y añade que hay excepciones, sobre todo si la obra es muy importante. «La parte del vendedor es la más negociable y puede llegar a ser del 0%, ahora ha habido bastantes cambios», alega.

Los cambios son los que hemos mencionado de la casa Sotheby’s. Fue a principios de este año cuando entraron en vigor sus nuevas medidas por las que ha todos los compradores que adquirieran una obra de seis millones de dólares o menos se les cobraría un 20% de comisión y a partir de ese precio, un 10%. Para los vendedores, los primeros 500.000 euros tendrán una comisión del 10% siempre y cuando la venta no supere los cinco millones de dólares. Si está es más alta, entrarán en marcha las negociaciones.

¿Cómo se calcula el precio de una obra?

Y llegamos a algo que mucha gente ajena al mundo del arte se pregunta. ¿Cómo se calculan los precios de las obras? Sancho-Arroyo explica en su libro, y en conversación con este periódico, que entiende que es difícil para los no expertos comprender cual es el funcionamiento. «Al final no hablamos de cucharillas, que todas valen lo mismo. Aquí dos obras del mismo pintor, que se llevaron a cabo en el mismo periodo y con la misma temática pueden tener precios distintos por, por ejemplo, su conservación o su significado», asegura.

También que lo que se tiene en cuenta es el autor, la época, la temática, la conservación, la finalidad, el coste de producción… pero luego hay un parte muy subjetiva. «Por ejemplo, en la década de los noventa lo que más se valoraba eran los primeros años del impresionismo pero ahora mismo son los últimos. Antes todo el mundo quería un Renoir pero ahora quieren un Monet y Renoir interesa menos. Es muy difícil predecir, además, que es lo que van a querer en diez años», argumenta.

También que en los últimos años «ha habido un boom en ventas de mujeres artistas, de afroamericanos y de sectores que no habían estado valorados». «La historia del arte ha sido durante años europea y masculina y la recalibración era necesaria», asegura. También que ahora hay mujeres desbancando a su colegas de movimiento. «Antes hablabas de expresionismo abstracto y todo era Pollock, ahora por ejemplo tenemos en auge a Lee Krasner», añade. Aunque ahora mismo es Basquiat el rey de la subastas y Pablo Picasso sigue siendo el líder tanto el volumen como en valor.

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