Director: Pedro Martín-Calero

Intérpretes: Ester Expósito, Mathilde Ollivier, Malena Villa, Àlex Monner 

Género: Terror

Estreno: 25/10/24

Año: 2024

★★★★

Familiarizado con una imaginería y con las atmósferas propias del terror, de lo que dan prueba sus cortos y videoclips, Pedro Martín-Calero ha elegido el género para debutar en el largo. Es ‘El llanto’ una película extraña en el panorama del cine de terror español de los últimos años. Alejada de los ambientes, las estéticas y los costumbrismos del género que se hace aquí, va bastante por libre. Sí que reverberan en ella tendencias generales, no locales, del terror contemporáneo, como el uso de la metáfora para explorar realidades terribles (en este caso la violencia contra las mujeres), la apuesta por una narrativa menos rígida, más experimental, y una preocupación mayor por poner en escena el horror, incluso estilizarlo.

Pero, aunque hay en ella ecos de Kiyoshi Kurosawa (el esoterismo de la imagen grabada), David Robert Mitchell (una fantasmagoría renovada) e incluso James Wan (el arte del buen susto), es una película bastante insólita. Es insólita por su ambición: hablar de terrores reales sin trivializarlos, pero también sin sacrificar la naturaleza lúdica del cine de género. Y es insólita a nivel estructural y visual. De la estructura es mejor no contar mucho, pero es fundamental señalar el ingenio y la precisión con los que Martín-Calero e Isabel Peña, coguionista, utilizan la escena de terror para alterar significativamente la vida de los personajes.

En cuanto a la forma, ‘El llanto’ es una película con la capacidad de ser súper estili-zada (está puesta en escena con mimo, bien planificada, tiene un buen diseño de sonido y es misteriosa en su utilización de la luz y del color) sin dejar de ser perturbadora. Pero quizá las cosas más interesantes sean la forma en la que el director incorpora los espacios a la pesadilla (las ciudades, la arquitectura), su manera de filmar el rostro de las actrices y, sobre todo, la reflexión que sobrevuela la película sobre cómo nos relacionarnos con las imágenes que vemos a diario en nuestros dispositivos, sean efímeras o grabadas: ¿seguro que son inofensivas? ¿Seguro que sabemos mirarlas?

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