Iñigo Errejón sale de la política española diez años después. El que fuera uno de los fundadores de Podemos y uno de sus principales ideólogos en su primera etapa deja todos sus cargos una década después, en una segunda etapa que llegó de la mano de Yolanda Díaz, que le situó como una figura central de su proyecto y le nombró portavoz parlamentario de Sumar.
El paso de Errejón por la política española no se entiende sin la gran batalla de Vistalegre 2 que dio en 2017 al entonces líder de Podemos, Pablo Iglesias. El entonces número dos del partido morado presentó una candidatura alternativa al secretario general, aunque sin disputarle el puesto de número uno, en una importantísima pugna ideológica donde Errejón defendió la «transversalidad», para construir un proyecto que pudiera interpelar a distintas sensibilidades sociales, frente a un Iglesias cada vez más escorado en la izquierda. Iglesias ganó la batalla, pero las heridas nunca llegaron a restañarse y el episodio fracturó en buena medida el espacio electoral de izquierdas, que desde entonces no ha llegado a recuperarse.
Después de aquello, Iglesias relegó a Errejón de la portavocía que ejercía en el Congreso, un puesto que ocupó una emergente Irene Montero. Y ofreció a Errejón una salida en la Asamblea de Madrid, proponiéndole ser el candidato, aunque sin darle margen alguno para elegir la lista y el equipo con el que debería convivir. Escudado en esas razones y ante la convivencia imposible dentro del partido morado, el dirigente lanzó con Manuela Carmena una candidatura para las municipales ya autonómicas del 2019, donde él mismo haría tándem con la actual alcaldesa. Unos meses antes de los comicios, nacía así Más Madrid. Iglesias le dio por expulsado de Podemos nada más anunciar -«suerte en la construcción de tu nuevo partido»-.
El dirigente logró unos resultados aceptables con 20 diputados en la Asamblea de Madrid, donde Podemos logró siete escaños. Pero el nuevo destino no colmó sus aspiraciones, después de dos años entregado a la política nacional en el Congreso de los Diputados. Así, la repetición electoral de noviembre de 2019 fue su trampolín para volver al Congreso, en una decisión revestida de polémica y que le supuso serios desencuentros con varios frentes. Y es que Errejón se presentó en todas las provincias, sublevando incluso a los territorios considerador errejonistas que veían cómo siu antiguo compañero de filas le hacía la competencia en sus territorios; también supuso un choque con los comuns, quienes todavía a día de hoy recuerdan aquel episodio. El resultado esta vez fue mucho más pobre de lo esperado, y Más País sólo logró dos diputados, él mismo por Madrid y Joan Baldoví por Compromís en Comunidad Valenciana. En el resto de territorios, su candidatura restó votos decisivos a Podemos sin lograr traducirse en escaños.
Pero Errejón aguantó toda la legisaltura y logró capitalizar su escaso peso parlamentario, poniendo en el centro de la agenda pública asuntos que su partido abanderó como la salud mental o la jornada laboral de cuatro días, ambos temas a día de hoy heredados por Sumar. El lanzamiento de Yolanda Díaz como nueva líder de la izquierda tras la salida de Iglesias en 2021 le sirvió como nuevo trampolín para recobrar el protagonismo perdido. Los primeros encuentros conjuntos entre ambos dirigentes generaron grandes expectativas y fortísimos recelos en Podemos, además de ser uno de los motivos que abrió la llamada guerrra fría entre la ahora vicepresidenta y el partido morado. Un enfriamiento que desembocó en guerra total en la última campaña de las generales, donde Irene Montero fue excluida de las listas. La ruptura de Podemos y su salida al Grupo Mixto fue la fractura definitiva. Después de aquello, el papel de Errejón fue in crescendo y de asesor aúlico de Yolanda Díaz volvió de nuevo a la portavocía del Congreso por parte de Sumar, tras la salida de Marta Lois para presentarse a las elecciones gallegas. Una oportunidad que le permitió recobrar el protagonismo perdido, y un cargo que ha ocupado ocho meses.