Que el fútbol es un estado de ánimo lo demuestran jugadores como Raphinha o victorias emocionantes como la de ayer ante el Bayern. El culé está viviendo un enamoramiento con Flick, el técnico que ha logrado cambiar el estado de ánimo del club, del equipo y de la afición. Tuvo que llegar un ex del Bayern al banquillo para que el Barça superara a su bestia negra, su ogro particular, un trauma con todas las letras. Los bávaros habían ganado los últimos seis duelos, pero ayer cayeron goleados (4-1) por un Barça salvaje.

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