El Consejo General de Economistas (CGE) mantiene en el 2,9% su previsión de crecimiento de la economía española para 2024, dado el fuerte crecimiento del segundo trimestre, la revisión estadística realizada en septiembre y la fortaleza del sector exterior y el crecimiento, aunque lento, del consumo privado.

Mientras, rebajan su previsión de inflación hasta el 2,7%, una décima por debajo de sus anteriores proyecciones.

En cuanto al mercado laboral, sitúan la tasa de desempleo para este año en el 11,3%, con lo que incrementan su previsión en tres décimas. No obstante, aprecian «una tendencia positiva del empleo».

En términos fiscales, su estimación es que el déficit público se colocará en el 3,2% del PIB este año, con «posibilidades» de que se acerque al 3% pactado con Bruselas, y que la deuda caiga al 105,5%, rebajando en medio punto su previsión anterior.

Así queda reflejado en el último Observatorio Financiero y Claves económicas correspondiente al segundo cuatrimestre de 2024.

Durante su presentación, el presidente del CGE, Valentín Pich, ha manifestado que «un cuatrimestre más, volvemos a incidir en la mejora de las previsiones macroeconómicas«, pero, a su vez, insiste en que «la microeconomía no termina de registrar las mismas sensaciones y continúa pasando el tiempo sin que se afronten las urgencias que precisa nuestra economía para que sus avances tengan efectos a nivel de calle».

Aunque destaca que la economía está creciendo, «la formación bruta de capital fijo de nuestro país no consigue mejorar su posición, ya que, pese a que en el segundo trimestre de este año ha crecido un 2,2% interanual, se espera que pase a un 1,8% para el conjunto del año», según las proyecciones del Banco de España.

EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA

Además, han hecho referencia a los problemas relacionados con el mercado de la vivienda. Así, el presidente de la Comisión Financiera del CGE, Antonio Pedraza, lo ha calificado como «gravísimo» al tener «serias connotaciones sociales y económicas al afectar a la capacidad de ahorro y consumo de los hogares reduciendo su renta disponible, las posibilidades de emancipación de los jóvenes y la movilidad interterritorial clave para el empleo».

Sobre esta cuestión, ha indicado que «el incremento del precio de la vivienda viene dado por el déficit de oferta, que en relación con nuevos hogares se elevará en el 2025 hasta el medio millón de inmuebles. Todo un problema de difícil solución, incluso a medio plazo«. En el caso de los alquileres, «sigue disminuyendo su oferta, ya que la nueva regulación viene afectando a la puesta en el mercado de nuevas viviendas de alquiler, a la vez que desorbita los precios de este».

«La bajada de los tipos de interés y del coste de las hipotecas presionará aún más a una demanda insatisfecha ante una oferta con nula capacidad de respuesta», ha añadido.

Fuente