El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado al alza su previsión de crecimiento para la economía española en 2024 hasta el 2,9%, medio punto por encima de su anterior estimación. De cara al próximo año, el organismo mantiene su estimación en el 2,1%.

En su informe ‘Perspectivas Económicas Mundiales’, España no solo liderará durante este año el avance de las principales economías de la eurozona, sino que también tendrá un mejor que desempeño que otras grandes economías avanzadas como Estados Unidos, cuyo crecimiento se situará en el 2,8%.

En base a las previsiones del organismo que dirige Kristalina Georgieva, el crecimiento económico mundial se mantendrá estable en el 3,2% en 2024 y 2025, pero avisa que «algunas economías de bajos ingresos y en desarrollo han experimentado importantes revisiones a la baja, a menudo vinculadas a la intensificación de los conflictos».

Así, explica que en las economías avanzadas, el crecimiento en Estados Unidos es sólido (2,8% este año), pero volverá a su potencial en 2025. En las economías avanzadas europeas, se espera un repunte moderado del crecimiento el año próximo, con una producción cercana a su potencial.

De hecho, en el caso de la zona euro, el FMI ha revisado a la baja en una décima la estimación para 2024 que hizo en julio, hasta el 0,8%, mientras que para 2025 se ha recortado en tres décimas, hasta el 1,2%.

Por otro lado, destaca que las perspectivas de crecimiento son muy estables en los mercados emergentes y las economías en desarrollo (alrededor del 4,2% este año y el próximo), con un desempeño sólido continuado en las economías emergentes de Asia.

Respecto a la inflación, el FMI estima que España registrará este año una media del 2,8%, aunque la evolución de los precios seguirá a la baja hasta un promedio del 1,9% en 2025. En cuando a EEUU, terminará este año con una media del 3% que se moderará al 1,9% de cara a los próximos doce meses.

«A pesar de las buenas noticias sobre la inflación, los riesgos a la baja están aumentando y ahora dominan las perspectivas. Una escalada de los conflictos regionales, especialmente en Oriente Medio, podría plantear graves riesgos para los mercados de materias primas. Los cambios hacia políticas comerciales e industriales indeseables pueden reducir significativamente la producción en relación con nuestro pronóstico de referencia. La política monetaria podría seguir siendo demasiado restrictiva durante demasiado tiempo y las condiciones financieras mundiales podrían endurecerse abruptamente», advierte el FMI.

En este sentido, el organismo remarca que el regreso de la inflación a niveles cercanos a los objetivos de los bancos centrales allana el camino para un triple pivote de política monetaria, que brindaría un respiro macroeconómico muy necesario en un momento en que los riesgos y los desafíos siguen siendo elevados.

«El primer cambio, en materia de política monetaria, ya está en marcha. Desde junio, los principales bancos centrales de las economías avanzadas han comenzado a recortar las tasas de política monetaria, avanzando hacia una postura neutral. Esto apoyará la actividad en un momento en que los mercados laborales de muchas economías avanzadas están mostrando señales de enfriamiento, con tasas de desempleo en aumento. Hasta ahora, sin embargo, el aumento del desempleo ha sido gradual y no indica una desaceleración inminente«, indica.

El segundo eje se refiere a la política fiscal. «El margen fiscal es una piedra angular de la estabilidad macroeconómica y financiera. Tras años de políticas fiscales laxas en muchos países, ha llegado el momento de estabilizar la dinámica de la deuda y reconstruir los tan necesarios amortiguadores fiscales», comenta el FMI.

El tercer eje, y el más difícil, es el de las reformas que fomenten el crecimiento. «Es necesario hacer mucho más para mejorar las perspectivas de crecimiento y elevar la productividad, ya que es la única manera de abordar los numerosos desafíos que enfrentamos: reconstruir los amortiguadores fiscales; hacer frente al envejecimiento y la disminución de la población en muchas partes del mundo; abordar la transición climática; aumentar la resiliencia y mejorar las vidas de los más vulnerables, dentro de los países y entre ellos», concluye el FMI.

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